sábado, 17 de julio de 2010

En las manos de ella



Puse mi cuerpo en viaje aquel febrero, porque mi espíritu andaba inquieto y pregonando revoluciones.
Pisé la tierra jujeña y todo lo racional quedó instantáneamente obnubilado por los sentidos. La quebrada de Humahuaca se transformó en pocos días en un lugar al que yo debería regresar continuamente, como quien deposita una reliquia en una cajita, para resguardarla del bocinazo de la vida ordinaria y vuelve a verla con la excusa de asegurarse que todo esté bien. Uno advierte finalmente que ese arrimarse esporádico a la cajita, ponerse la reliquia entre los dedos, tocarla, añorarla, se convierte en un abrazarse a la vida toda.
Pero no entendí bien lo que pasó aquella primera vez. Deslumbrada, sin capacidad de discernir la multitud de sensaciones que me atacaban desde el viento y en esa imperceptible convulsión tectónica que habita en los cerros de Purmamarca. La tierra me gritaba y yo intentaba descifrarla con el cálculo tenaz del intelecto.
Y una noche lloré toda mi impotencia. Había que resignarse a aprender un artilugio nuevo: escuchar con el ser. Pero también debía poner en esa empresa mi compromiso a sentirme superada. A que, tal vez, nada llegaría ser completamente claro. Porque el más moderno de los sentidos, el razonamiento como base de cualquier intelección, no sería jamás suficiente para dar cuenta de esa turbulenta escala de sensaciones que aparecen cuando uno recibe el amor más hermoso. La tierra me besaba entera y, para tomarla, no tuve más que dejarla preceder mi entendimiento.

Así pasa, creo yo, cuando nos enamoramos. La tierra vibra. Y todo carece de sentido. O al menos ese sentido racional con el que nos desmadramos en sazonar todo. Es el sentido de lo sentido, el que nos toma por la espalda. El que te cala hasta los huesos, como la lluvia a la salida de un concierto. Y entonces ¿qué? ¿cómo se explica? ¿qué se hace? Y todas esas preguntas que salen de la boca de quien quiere comprender el mundo abonando la cuota del diván semanal.

Y Juan Terapista me anuncia el final de la sesión y cierra con una última frase mordaz:
No analices tanto todo.

Así es que me calará los huesos. Y me sentiré superada. Y no habrá respuesta alguna, más que las buenas intenciones y cruzar los dedos confiando en que aquellos viajes del alma hayan preparado el cuerpo para albergar el inmenso racimo de emociones y el amor más hermoso, como el de la tierra, pero en las manos de ella.

15 comentarios:

  1. bonito texto, casi traspasa mi cinismo.

    ResponderEliminar
  2. Hermoso en serio esto que escribiste...
    Manatee

    ResponderEliminar
  3. Uf, cuán acertado el paralelismo de lo que se vive en tierras calchaquíes con el amor. Lo hemos hablado en alguna ocasión. Cada olor, cada sonido, cada camino y cada pedazo de tierra. Esa sensación invasiva de pertenencia, de hogar. Ese quedarse sin palabras apenas dejas que ese mundo le gane la pulseada a la mente.

    Ando volviendo al norte en un mes. Me debo esa vuelta desde la primera vez que pisé suelo norteño.

    Muy lindo saberla enamorada, doña.

    Besos

    ResponderEliminar
  4. ayyy T.! =) =) qué lindooo! ...así que era pura ficción el otro post, eh? jajajaja FELICIDADESS!!!!!!!!

    Siempre escribes genial, pero no sabes lo hermoso que escribes desde el amor!!! =)

    Te felicito, te re felicito... =)
    Un abrazoo! =) Saludos a "Bella Señorita" :P jaja

    ResponderEliminar
  5. ayyy...se me eriza el alma... son tan hermosos tus escritos q me hacen vibrar..

    fer

    ResponderEliminar
  6. Mientras leía pensaba "esta mujer racionaliza demasiado" y después leí que ya te lo habían dicho.
    Ayer conocí una nena de 8 años, me sentó a dibujar con ella, ella trataba de convencerme que había que organizar lo que habia que dibujar. Y puso "nenes, casa, arcoiris" y me increpaba "daaale! anotá que queres dibujar!" y casi sin darme cuenta me ví explicandole que para mí era más fácil no organizarlo ni pensarlo, que si agarraba el lapiz frente a la hoja en blanco saldría algo.
    Organizar sirve para muchas cosas, pero para dibujar es muy limitante... y algunas cuestiones que involucran los sentimientos son como dibujar. Es sólo cuestión de agarrar el lapíz y dejar que esa fuerza inexplicable de amor nos invada hasta que la hoja deje de estar en blanco.

    ResponderEliminar
  7. si vas a seguir volviendo allá... no puedo evitar nombrarte, en Humahuaca, a la Residencia Estudiantil Aborigen Comunitaria (uff ahí termina el nombre)...
    mis vacaciones nunca volvieron a ser iguales después de haber estado ahí. desde entonces cada año intento volver, y cuando no lo hago extraño, porque ahí hay otra familia, también mía, que me espera tal como yo espero verlos a ellos.
    te dejo el link por si querés conocerlos en algún viaje
    http://www.residenciaayni.com.ar/ayni/

    ResponderEliminar
  8. reconozco esa tendencia en mi, querer encontrar explicación a todo, todo, todo

    ahora que bello es dejarse mecer por la naturaleza en cualquiera de sus magnificas expresiones!!!

    así, tal cual lo describís , me sucedió con paisajes sureños, que me regocijaron todita el alma…

    un abrazo (bien coplero)

    ebdus

    ResponderEliminar
  9. lo describiste igual! asi se siente... es hermoso saberte asi T :), espero que no seas como yo, que no sabe cómo reaccionar =/

    ResponderEliminar
  10. acaso juan terapista sabe que sos de virgo?

    no pienses de más.. le escuché cantar a jorgelin

    ResponderEliminar
  11. que linda dedicatoria a sus manos! y a juan claro, por el punto final.

    ResponderEliminar
  12. brizna de la inmensidad
    viene al ojo y lo hace flor,
    al cuerpo y lo alza
    hasta la noche del lago
    donde nadan desnudos los amarillos seres

    oh, cuan lejos ha quedado la mustia respiracion
    del enmascarado sol?
    ¿sol?
    como se ha atrevido alguna vez,
    la mano alada
    a acariciar el errante oro disfrazado de alba...

    oh que cerca de la eternidad
    cuando mis pies se deslizan como frutos
    sobre la tierra
    y millares de planetas
    traen a mi alma su perfume
    una y otra vez
    recordandome
    la esencia de lo divino...

    la naturaleza de mi ser,

    esa brizna de la inmensidad
    que ahora vibra en tu corazon.

    ResponderEliminar