En el siglo XIV, cuando todavía no estaba colonizada la parte sudeste de Australia, existía una tribu peculiar con un serio problema demográfico.
La tribu de las Lesbonesas, contaba con tan sólo diez hombres. A estos seres únicos, se los utilizaba como moneda de cambio entre los diferentes clanes en los que se dividía la tribu. Un hombre equivalía a veinte cabezas de ganado, varias hectáreas cerca del arroyo, pieles, metales preciosos y riquezas de toda índole.
Las Lesbonesas utilizaban a los hombres sólo para la reproducción de la especie, pero las familias se establecían entre mujeres. La tribu nunca había podido pensar en formar familias entre personas de diferentes sexos, pues por la bajísima tasa de población masculina esto era imposible. Además, como el intercambio de hombres era la única forma de comercio que habían creado, no permitir la libre circulación masculina era un atentado contra todo su sistema de vida.
Por eso Kuna y Taíla eran esposas, así como Mihirán y Bladarek y así todas las demás.
Pero ocurrió un día que Alkahuni, hija de Jellara, lista para casarse con Louasa, fue llevada ante la presencia de uno de los hombres preparados para la fecundación. No tuvieron más que mirarse a los ojos y cruzar un par de palabras para que se enamoraran perdidamente.
Alkahuni rompió su compromiso con Louasa y tomó al hombre en concubinato.
Si bien nada prohibía que una mujer y un hombre tuvieran un romance, estaba moralmente sancionado y por eso, cada vez que Alkahuni y su enamorado pasaban por la puerta de la casa de sus vecinas Kuna y Taíla, ellas les gritaban: ¡Heterosexuales! ¡Horribles, horribles heterosexuales! ¡Que el Dios Munti los castigue!
Mihirán y Bladarek, que eran las poetizas de la tribu, se vanagloriaban de haber conocido otras tribus con sistemas diferentes, por eso cuando los heterosexuales se besaben en público ellas miraban para otro lado y preferían no hacer comentarios (aunque tampoco los defendían cuando las demás esposas los criticaban cruelmente).
Un día Jellara pidió a la sacerdotiza de la tribu que le hiciera una visita a Alkahuni para quitarle el embrujo heterosexual al que había sido sometida su hija. Pero no hubo nada que la sacerdotiza pudiera hacer: Alkahuni tenía una enfermedad sexual incurable. Ella replicaba que lo que sentía era amor, que no podían prohibirle amar a quien ella quisiera, pero las Lesbonesas eran una de esas tribus verdaderamente primitivas. El Dios Munti había querido que todas sus hijas se amaran entre sí. Y así debía ser. Y si no era así no era natural, no era sagrado, no era nada más que una aberración. O al menos eso había dicho el Dios Munti, a quien nadie nunca vio, pero dicen que dijo... ¡aseguran que dijo!
Alkahuni y su concubino vivieron felices y tuvieron varios hijos; hijos que fueron educados en el amor y en el respeto por el otro. Y viendo ese amor, muchas otras Lesbonesas se atrevieron a confesar su amor por los pocos hombres que quedaban. Y entonces la tribu debió cambiar su sistema de comercio y sus valores. Y no pasó nada más que eso. Cambiaron y se adaptaron.
A medida que los siglos pasaron, a nadie le pareció tan raro que algunos fueran heterosexuales. A nadie le pareció raro para nada, casi era natural, o incluso más natural que una tribu de lesbianas primitivas, porque después de todo, el lesbianismo no estaba bien en un mundo que terminó teniendo mayoría heterosexual, porque un día lo dijo un Dios, un Dios al que nadie vio, pero dicen que dijo... ¡aseguran que dijo!
Jajaja cualquier similitud con la realidad ¿es pura coincidencia?
ResponderEliminarLo único que espero es que algún día llegue la aceptación en la realidad, asi como pasa en la historia
JAJAJ todo con una connotación tipo INDIRECTA.
ResponderEliminarEs genial, posta que me re gusta como redactás, yo no llegaría ni a los tres renglones
La foto con los velociraptors acechando le dio el toque justo que faltaba.
ResponderEliminarjajaja
Clap clap clap clap!
ResponderEliminarMuy buena historia!
ResponderEliminarMe hizo reír a pesar de la penosa visita al dentista y el dolor subsiguiente.
ResponderEliminarEs genial.
ResponderEliminarLograr que una persona que está de este lado, logre ver todo como si estuviera del otro.
Y no es simple empatía.
Ah, yo me entiendo y sé que usted también.
Es un recurso no muy usado, pero mire qué aceptación ha causado!
Yo creo que el Dios Munti no dijo nada. Simplemente vinieron unas personas que decían ser sus representantes, los cuales se inventaron una moral y unas leyes y dijeron que estaba escrito, porque les salió de las narices, como pasa siempre. Lo bueno de lo que está escrito es que puede reescribirse.
ResponderEliminarY colorín colorado... las lesbonesas, eran sado?
ResponderEliminarDIOS, PATRIA Y FAMILIA, al final era un error de interpretacion cambiamos al Dios cristiano por Munti, Patria por la latinoamericana a la familia la dejamos y todos contentos. Excelentisimo post Torto
ResponderEliminarexcelente.
ResponderEliminar¿Cómo puede ser posible, que haya mujeres que decidan estar con esos seres sub-humanos, llenos de irracionalidad, que sólo sirven para generar fluido seminal necesario para la reproducción?, sin duda se debe sufrir de alguna patología para llegar a mantener relaciones sexo-afectivas con estos seres.
ResponderEliminarEsto no puede ser socialmente aceptado. Esto debe estar condenado por las leyes, por la moral, y por las BUENAS COSTUMBRES.
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¿Hará falta tanto sarcasmo para que se den cuenta que es tan anormal condenar una relación heterosexual como condenar una homosexual?
¿Hace falta tanto sarcasmo para que se den cuenta lo que sentimos?
¡Qué circo es esta sociedad, llena de doble moral e hipocresías!
¡LA HOMOSEXUALIDAD NO ES UNA ENFERMEDAD, LA HOMOFOBIA SÍ!
Un abrazo T.!
muy buen relato fundacional:)
ResponderEliminarsolo agregaria que el Dios paralelo de nuestra realidad heteronormativa nunca dijo que el amor de personas del mismo sexo esten prohibidas,esa lastimosamente es la interpretacion homofobica de las corrientes cristianas fundamentalistas que abundan en latinoamerica pero no es la unica realidad.
puse tu texto en una de las notas del facebook, siempre es bueno leerte silvina.
Es que me encantó, me dejó re loca tu relato. Colmado de alegría y humor refinado
ResponderEliminarsaludos mujer
Creo que me acepto un poco más desde que te leo
QUE BIEN ESTE BLOG CHE!
ResponderEliminarTE RECONTRA FELICITAMOS
Leerte me gusta mucho! =) no dejes de escribir
ResponderEliminarMuchas, muuuchas gracias!!!
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