martes, 29 de junio de 2010

Desde el hambre

No hay nadie que a ella le caiga tan mal,
que le parezca más tristemente
insignificante,
impresentable,
ignorante,
imbécil
que ella misma.

Y si se convierte tal vez en caníbal,
es por tener algo en la panza.
Algo que la llene de algo,
que la salve de algo.

¿Pero por qué a ella, de pronto, esa nada?
Toda ella es nada,
una pobre nada,
una nada de nada.

Entonces decide engullirse la pena
de un disparo certero.
Y sale a cazar,
sale a robar.

Corazones sin carozo.
Almas sin pulpa.

Y no hay nadie en todo el cosmos
que le caiga tan mal
como ella misma.

martes, 22 de junio de 2010

Chota


Chota a veces es así desde el momento en que la conocés. Está lookeada supercool y tiene amigos re-chotos como ella. Se droga con lo mejor y vos ¿quién sos? una chiquita más. Y ella es Chota, obvio. La conociste una vez, se saludaron, pero ella es tan Chota que nunca más esbozó un "hola".

Chota también puede no parecer Chota. Se disfraza de copada, te busca con la mejor onda, te hace el entre y cuando estás en pelotas de cuerpo y alma, se desentiende de todo y ladra sus giladas de Chota. Sí, otra vez caíste con una Chota.

Chota te dice "yo te avisé cómo eran las cosas" y si te queda alguna duda, ya sabés lo que tenés que hacer (¿asesinarla?).

A Chota no le caen bien tus amigos, ni tus elecciones en general. Tiene todo muy bien analizado y te presiona tácitamente para que veas la certeza de sus apreciaciones. Sino quiere decir que no podés enfrentar la realidad. Ella, claro, es tan perspicazmente Chota.

Chota la pasa mucho mejor que vos en la vida. Nunca vas a ganarle a una Chota. Y ella te lo va a saber refregar. ¿Anoche la pasaste bien? ¡Yo, espectacular! ¡increíble! (sin vos, of course, por eso es Chota).

Mide sus sentimientos y sus manifestaciones con escala milimétrica. Chota nunca te dice nada de más, salvo chotadas. Para Chota es importante tener en su haber la carta del abandono para que, cuando se pire, pueda dejarte así, sin más. El problema es tuyo por engancharte. Ella nunca prometió otra cosa. Porque además de Chota, puede ser muy forra.

Chota tiene la sartén por el mango y no afloja. Ni bien le agarrás los deditos para que la suelte y se deje llevar, ella te aleja haciendo gala de su autocontrol. Chota y amargada. ¡Una divina!

No mueve el culo para nada. Si querés comer, ver una peli, salir a algún lado, hacelo vos. A la Chota no le gusta que le rompan las pelotas... Y parece tener las pelotas rotas hace rato.

Mete la pata y hace parecer que es todo culpa tuya. Ante todo, refuta cualquier cosa que digas. Niega incluso cosas que dijo y las vuelve en tu contra. Chota maneja la realidad como se le antoja. No necesita que su discurso sea verdadero, alcanza con ficcionarlo como le convenga y sostenerlo firmemente. Puede ser Chota, pero no boluda.

Chota no tiene traducción en otro idioma, ni parangón en otros lenguajes. La Chota es tan argentina como el choripán o la hinchada de Estudiantes. Es hija del cancherismo de pijas grandes y la soberbia de quien no tiene más héctareas que su propia altenería. Chota blanquiazul, meidinarshentina.

Todas hemos caído alguna vez ante una Chota. Y hemos creído que Chota era lo mejor que podíamos tener. Por suerte a veces, la racha se les va terminando. Pero no te olvides, Torta querida, ¡manejate con cuidado!
El ambiente lésbico tiene el mismo problema que un vestuario de hombres:
¡Hay demasiada chota suelta!

domingo, 20 de junio de 2010

Fatalidades en el andén

El otro día la vi en un andén. Y sí, era ella. Mi amiga no me creyó y abrió los ojos como tratando de detectar mi aura demencial. Pero yo afirmé contundente: era ella.
Ella grande. Como tendría que haber sido ella, si hubiera crecido. Ese primer par de tetas que descubrí asomándose sobre su maya floreada cuando yo todavía no sabía ni la tabla del multiplicar. Así elijo acordarme de ella, con la transparencia de su ser que ya amenazaba debilidades, pero que entendía tanto más que yo. Y la culpa silenciada de haber crecido más allá sus quince, que dejó impresos en el cuerpo reposado. Luego vendrían a mí tantos años más que ella nunca alojaría.

La fatalidad chasqueó mi pueril oreja y se colgó como un aro, para susurrarme adversidades en la quietud de las noches. La extinción y yo danzando en cada oscuridad. Una tumba gélida con almohadas. 
No pude dormir más.

Aún hoy viene a susurrarme, asfixiándome entre las sábanas, aplastando mi pecho, enseñándome que toda edad es propicia, que el final de la historia es la quietud de las noches desiertas y que es menester que escurra todos los años que ella no alojará jamás, porque la veo en un andén, como debiera haber sido si hubiera crecido.

lunes, 14 de junio de 2010

Finales trágicos


Oh-oh.
Me despierto con resaca. El final es inminente. Todo lo ingerido, debe regresar por donde vino. Y en esos momentos me agarra la desespereta. Yo sé que en breve me veré envuelta en un despiadado romance con el inodoro, pero si tan sólo pudiera evitarlo. Quizás quedándome tranquilita en la cama... un ratito nomás... no debí haber tomado taaanto... pero tranquila... tranquilita en la cama... inspiro... exhalo...

No. Ok. Evidentemente esto no va a resultar.
Se me acelera el corazón. No hay otra. Bueno, me levanto. Voy al baño. No quiero. ¡¡¡No quieeeroooooo!!! Ay, mamita... ¿dónde estás? inspiroexhaloinspiroexhalo buaaa... mami... buaaa... ¡controlate, por favor, sé adulta, borracha de mierda! bueno, bueno... llego al baño. Lloro un poco. Lloro más. Odio esto. No quiero ¡¡¡No quiero, mamita, no quieroooo!!! ¡¡¡Perdón!!! Juro que no vuelvo a tomar. Ya está, no hay otra. Viene el final de todo. Soy gotas de llanto y sudores. El final se aproxima cada vez más. Me late la fobia. No hay retorno. Palpita el paldar.
El estómago se me hace una multiprocesadora.
Tengo la presión al nivel de mis tobillos.
Se me sube toda la noche a la garganta.
Lloriqueo histérica.
Todo se acelara.
Me mareo.
Nooo.
Noooo.
Noooooooooo!!!!

Y entonces, todos los pesares se van por la blanca porcelana.


Odio la época de parciales y entregas. Esa cruel tortura en la mesa de los verdugos licenciados. No hay otra que someterse. Porque el final del cuatrimestre llega inevitable y trágico como besar el retrete una madrugada de ebriedad. Es que si una decidió estudiar, en algún momento deberá vomitar los conocimientos hacia algún lado.
Y que después se drenen los estómagos y los cerebros, para aprovechar las vacaciones...
Hasta las próximas agonías.

jueves, 10 de junio de 2010

Area de cultivo


Jardinera y Paisajista deciden de común acuerdo comprarse un terrenito. Paradas cada una en una punta opuesta del perímetro, inician la discusión sobre la forma en que planificarán el espacio que las nuclea.
Jardinera quiere plantar grama inglesa, ceibos, ficus y sauces llorones. Paisajista, que no puede tolerar la desorganización, plantea un esquema de sembrado de diversas plantas que producen flores de colores y aromas de todo tipo.
A pesar de que ese espacio lo elegieron para cultivar juntas, cada una puja por sus propias convicciones botánicas. Jardinera intenta plantar un helecho al lado de las hortensias que puso Paisajista, quien acepta de mala gana. Más adelante surge una rivalidad por un asuntito con las hormigas. Jardinera culpa a los jazmines de Paisajista, aunque sabe que mejor hubiera sido decírselo de otra manera. Paisajista, que no quiere quedar mal parada, en vez de ponerse a preparar el veneno, comienza una larga exposición en la que se refiere a cómo los pinos que plantó Jardinera dan sombra a casi todo el jardín impidiendo el crecimiento de gran parte de la flora. Jardinera, harta de las discusiones, tiene un ataque de concha y derriba un ficus debilucho recién plantado. Paisajista grita, patea y sin querer pisotea una serie de orquídeas que acaba de plantar. Todo es caos en el jardín. Vuelan panes de pasto, agitan las chicharras, Jardinera le rompe la cabeza a un enano, Paisajista se toma una medida de ginebra y con un rastrillo despeina y descuartiza cuatro arbustos que tiene a mano. Totalmente fuera de sí, rompen, muerden, desentierran e incendian la totalidad del jardín.
Y así, en un simple rapto de mezquindad, hacen del parque un terreno árido en el que ninguna tiene interés de trabajar.

Cuando la parcela se vende, Jardinera y Paisajista, confinadas a buscar nuevas tierras cada una por su lado, recuerdan que ese terreno que destruyeron era el que habían comprado las dos, de común acuerdo, para sembrar juntas.

jueves, 3 de junio de 2010

Todo cambia



Miro la foto de la tipa y me pregunto:
¿Esta piba me gustaba TAAANTO?
¿Tantas noches de llanto, de patalear porque era Ella, ¡ELLA! y ninguna otra, tan pero tan perfectíiiisima? Todos los pelos que me arranqué desesperada porque notara mi existencia. Porque Ella era la única que merecía mi amor y mi demencia.
¿Esta misma piba era la que me quemaba los sueños?
Pero si hasta la veo bastante feúcha...

Montaña Rusa me enseñó todo lo que tenía que saber sobre la vida: que Nancy Duplaá es grosa y que todo cambia. Todo cambia. Man Ray tenía razón.

Por eso cuando siento que tengo que aferrarme a Ella, a quien sea  Ella en el día de la fecha, me obligo a recordar que hace un tiempo, Ella era otra tipa y que también me retorcía las entrañas.
Es duro pensarlo así, porque la ves a Ella tan maravillosa y cada vez más cerca de lo que creés que debería ser proclamado como "El amor de tu vida" (porque si Meg Ryan dice que hay un "amor de tu vida", entonces debe ser cierto), pero la vida es tan insolente con las cosas que dice Meg Ryan, que suele depararnos muchos amores y al final el único que es realmente único es el propio.

Sin embargo Ellas te marcan. Cada una de Ellas que en su momento fueron La Gran Ella. Y por eso cuando mirás su foto, está bueno que la veas horrible. A veces a fuerza de pintarle unos bigotes y una nariz Groucho Marx. Porque cuando el amor ha caducado, por el costado que sea, la imagen de Ella debe alejarse y darle lugar a la próxima Ella, la que nos acompañe en el momento actual, durante el tiempo que esté bueno...
Pero también, todo cambia.

martes, 1 de junio de 2010

La ñoñez, el cancherismo y la delgada línea


Una vez más, nos reunimos para presenciar las Charlas Etílico-Culturales de La Universidad Nacional Dr. Rómulo Berruti, patrocinadas por el Ministerio de Acción Sexual y Políticas Cannábicas.
Los temas en cuestión están separados en tres ejes cognoscitivos y serán desplegados a continuación.

Sobre lo nerd y lo cool
Debatiendo asuntos de gran trascendencia para el quehacer latinoamericano, Ego Trip afirma que desde chica percibe que algunas canciones de Shakira son idénticas entre sí.
A esto, Tortódroma agrega: No entiendo si sos muy grosa o muy nerd...
E-T: ¡Soy la más goma!
T.: ¿Te das cuenta lo que pasa? ¡Estamos ganando el poder las nerds! Pero las posta, no las que se hacen las nerds porque es cool.
E-T: ¡Yo no las veo! Quiero mi propia nerd.
T.: Ay, a vos te ama mucha gente. Sos música. Eso ya te confiere propiedades cool y sus respectivas devotas.
E-T: Yo no sé... para mí piensan que me hago la canchera.
T.: ¡Y si te hacés!
E-T: Bueno, un poquito. ¡Pero soy super goma!
T.: Pero en tu gomada, reaccionás siendo cool. Yo en mi gomada simplemente soy goma.
E-T: Claro, lo mío es tropezarse con elegancia.
T.: Lo mío, en cambio, siento que es como ese juego de Feliz Domingo que iban con las tazas y con los ojos tapados y parece que voy a llegar a apoyar todo en la mesita pero un toque antes se me va toda la vajilla a la mierda. Pero yo misma soy la que tira todo, así muy torpemente, me tropiezo, tiro la escenografía al demonio y mato a Silvio Soldán.
E-T: Es que nos boicoteamos. Pero qué le vamos a hacer: son las endorfinas. Eso no se controla.
T.: Nunca alguien le echó la culpa a la calentura con un lenguaje tan fino.
E-T: Claro, ante todo la finura.
T.: Igual nuestro problema es más idiotez que calentura (aunque no debiéramos deshechar del todo esa hipótesis).
E-T: Es que si las endorfinas no actúan es porque la mina no te la levanta tanto.
T.: Ay ¿por qué? hay gente que se comporta cool todo el tiempo. Escuchan funk, leen Inrockuptibles. Cool.
E-T: Yo no conozco gente que haya estado a pleno conmigo y no la haya quedado un poquitito. Yo pienso que una mina que está a pleno con la otra, la queda o escapa.
T.: Mi problema es que yo la quedo tanto más que la otra que nunca me doy cuenta de sus quedadeces... ay ¿por qué fui siempre tan enferma, me querés decir?

Sobre limpiezas y profesiones
Más adelante en el debate, durante lo que Ego Trip llama "limpieza de msn", intenta develar la identidad de un contacto que no sabe quién es.
E-T: ¿Vos tenes idea quien es xxxxx@hotmail.com?
T.: No. ¿Quién es? ¿No sabés de dónde la agregaste?
E-T: No... y odio no saberlo.
T.: Lo odiás porque no sabés si te la podés yuyear o no.
E-T: Che, no es tan así. Estoy limpiando el msn nomás y me molesta no saber quién es la gente que tengo.
T.: Será que tenés demasiadas. Eso es porque sos un gato.
E-T: ¡Nada que ver! Yo uso el msn para fines profesionales también.
T.: Sí, de gato profesional.
E-T: Y sí, ojalá...

Sobre lo que nos dejan
Refiriéndose a eventos recientes, T. comenta: No puedo creer que por primera vez en mi vida por 5 minutos quedé verdaderamente cool ante una mina.
Ego-Trip: Sí. Quedaste grosa.
T.: Está bueno porque después no me dura, pero si piensan que soy cool corro con algunos días de ventaja antes de empezar a mostrar mis ñoñeces.
E-T: Vos quedás cool a costa de historias chotas con otras minas.
T.: No, pero yo quiero pensar que cada mujer me deja algo...
E-T (iluminada): Sí, la bombacha.
T.: Che...!!!!
E-T: ¡Y sí! Querés meter poesía en esta conversación. Sos una caradura.


Y luego de tanta verbalidad incongruente, las disertantes se retiran a sus aposentos soñando sueños de tapas de revistas, minas, fernet y ruooock.
O por lo menos, algunas tipejas copadas que tarden bastante en darse cuenta lo nerds que somos...