miércoles, 10 de noviembre de 2010

Cancherita



La Piba se había enamorado, o algo así. Y digo "algo así" porque ella no me permitiría decir una cosa tan determinante como "enamorado". Pero si lo cuento yo, digo firmemente que se había enamorado. De esos amores que sólo se demoran lo que tarda en llegar la información de las rutas de la percepción hacia el cerebro. Después todo lo demás fue confirmarme en interminables charlas telefónicas que sí, que esa mina le encantaba.
La Piba no tiene muchos mambos. Quiere amar una mujer de lindos colores, que haga algo interesante con sus manos (artes o lo que sea que pueda hacer una noche generosa). Es buena piba, pero yo le doy mi peor diagnóstico: Piba, lo lamento, pero te enamoraste de una cancherita.

La cancherita viene en varios formatos.
Yo siempre me enojo con las que tuvieron la vida fácil, las culturosas de clase media alta, que desde que eran un canapé en pañales tuvieron un acceso fluído al capital cultural y que entonces ahora, de grandes, saben de fotografía, música, cine, moda. ¿Cómo no ser cancheritas? Casi que les sale natural.
Claro que están las otras, las seriamente golpeadas por la vida. Las que se criaron desde abajo y saben poco de todo. El cancherismo es para ellas lo único que las mantiene en pie y -creen- las destaca del populacho. Con esas no me enojo, pobrecitas. Fama vacía, que le dicen. Por culto a la imagen, adoran sacarse millones de fotos, todas desde arriba para que les dé mejor el ángulo (y tiran un toque de trompa, obvio). Pero tanto golpe les suele dar un aguante que ¡mamita! No se achican por nada. Cancherean a pecho firme. Con esas me enganchaba yo. Cancheritas de drogas y alcohol, de boliches, de placita. Carrocería abollada, pero ¡un motorrrr!

Pero la Piba, por lo que yo veo, se enamoró de una canchera del primer grupo. Y a esas, ¿cómo las bajás? Ellas saben que merecen estar ahí. No van a estar descendiendo al pueblo. Y si bajan, es para deglutirse a una de las otras cancheritas, las golpeadas, que acceden a las cancheritas culturosas por la senda de la chotez, antes que por mérito de bondad o sabiduría. ¿Qué digo? Que es más fácil levantar una culturosa haciéndole entender que te importa muy poco su existencia más que porque, como la Piba, sos buena gente, tenés una energía divina, laburaste mucho tu espíritu y esas giladas. La cancherita no cree en esas cosas. Para ella son jipiadas.
La Piba cree que hay mucho más en su cancherita que simple cancherismo. Dice que ella siente que no es tan así. Pero en todo su ejercicio la cancherita de sus sueños no hace más que cambiarse de lugar la corona. Y yo le digo que esa mina hoy en día no tiene nada para darle. Que esa no es una Mujer (de esas con mayúscula que tanto buscamos). Es una calcomanía pegada encima de una mujer.

Y sí, si la cancherita crece un poco y se asoma a otras existencias, puede llegar a darse cuenta que hay algo más en este planeta que relaciones dispares. Porque imagino que la cancherita cancherea porque sólo puede configurar que en un vínculo hay alguien por encima y alguien por debajo. Y estar por debajo no es nada divertido. Aunque alguien sólo puede conocer el "debajo" si alguna vez estuvo ahí. Entonces quizás la cancherita cancherea porque en sus adentros, hay debajos.
Pero si crece... Piba, si crece, estás salvada.
Habrá que esperar a ver si se riega un poco las plantas de los pies.

12 comentarios:

  1. Chapeau y aplausos de pie.

    Esa es la palabra: CRECER.

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  2. Las cancheritas golpeadas son tan tan como las cancheritas con suerte. El problema es la canchereada. La golpeada le tiene terror a que la lastimen y se dedica a lastimar a quien ose acercársele. No me caben las cancheritas, en el formato que vengan. Cuando crezcan, que me busquen. Ahí les digo que-se-curtaaaaan! Beso

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  3. Y la cancherita tiene que decirte en menos de un minuto todo lo grosa que es, para demostrarte que ella ES. En realidad siempre es como lo decis, una cuestión de inseguridad en ella misma, o "debajos"

    Lindo post!
    Beso

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  4. Por haber crecido rodeada de gentes "de alta cuna", puedo asegurarte que más de la mitad de las veces, debajo de ese caretaje "groso" de la "ídola" canchera, hay poco y nada... con suerte un par de neuronas capaces de hablar de algo más que de ellas mismas... y salvo que reciban algún gran sopapo en la vida, difícil que realmente MADUREN...

    buen post :)
    Besos!

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  5. Totalmente de acuerdo con Nadim!! Muchas crecen, otras no crecen nunca. PEro las que crecen... mmm.. no se si alguna vez dejan de ser cancheritas, a vces les salta el mambo este. Es más un estilo de vida y es complicadisimo cambiar eso! Y es muy dificil soportarlo tambien :P

    Excelente post!
    Lalii

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  6. "esa no es una Mujer. Es una calcomanía pegada encima de una mujer."

    No podrías haberlo escrito mejor.

    este lo imprimo y lo guardo en la cabecera de la cama para que mi mente (y también la gente) esté advertida


    te adoro.

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  7. Si crece en qué sentido? El canchereo, como la juventud, es un estado del espíritu. Mala suerte para la Piba si la cabeza de la cancherita se estanca pese a la edad..mmmmh

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  8. yo estuve con una cancherita de las golpeadas y me enganché esperando que creciera y nunca pasó. Hay que evitarlas a toda costa.

    Buen post.

    Saludos!

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  9. Cuánto resentimiento ( con aires cancheros )

    que clara que la tiene tortodroma, todas encasilladitas en lugares criticos, tan criticos como los de una cancherita

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  10. Hay camino de vuelta para la cancherita formato primer grupo y es la autorepresión. Yo llevo una cancherita de estas características por dentro y no la dejo salir más.
    LalaMala

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  11. Bueno... qué pocas ganas de trabajar que tengo hoy. Poquísimas ganas de todo, realmente. Hasta de escribir.

    A mí me gusta bastante cuando recibo en respuesta de un post, algunos comentarios con sus experiencias personales. Alimentamos los datos la tasa de tortas apestadas. La tasa igual existe, pero si tenemos datos al respecto al menos no nos sentimos apestadas y encima solas.
    Abrazos grandes a las que, con la palabra, nos acompañamos.

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