martes, 27 de julio de 2010

Lugares comunes


Abiertamente sádica había resultado mi profesora de literatura del secundario cuando, como devolución de mis textos, colmaba las páginas de marcas iracundas contra esas frases que ella llamaba "lugares comunes". Y es probable que todos mis compañeros hayan recibido esas marcas, pero ella albergaba la esperaza de que yo, entre todos los demás, realmente comprendiera. Lo había repetido varias veces, que lugares comunes eran esas expresiones corrientes, palabras de uso excesivo y gastado, tan colectivamente visitadas como el Microcentro o la Bristol. Y sin embargo mis compañeros continuaban recibiendo las mismas devoluciones merced a sus escrituras plagadas de sustantivos y adjetivos que habían contraído matrimonio siglos atrás y que ellos repetían como loritos: noche-helada, piel-suave, nubes-blancas. Repulsivamente evidentes. Y no lo entendían. Juro que no lo entendieron jamás.
Supe que tenía que huír de ahí, de todos esos lugares comunes en los que habitaban los tediosos seres del mal verbo. Estaba llamada a ser otra. Y entonces mi vida se convertiría en ese constante vagar entre los espacios de la multitud y la rebeldía del contrario, cualquier otro lenguaje que no fuera ese paquete turístico a Florianópolis.

Y no es que no haya caído mil veces en esos sitios idiotas en los que estacionamos todos alguna vez. Lloré amores, insulté frustraciones, rompí vínculos. Y todo, de la manera más obvia que había en stock. Pero a mí me urgía ser más que eso. El rulo que debía hacerle a la vida y las ganas de emanciparme de esas tierras atestadas de resignados.
Mi profesora lo sabía y en adelante me empujaría a parirme a mí misma, justo cuando estaba por caer de boca al precipicio de la vida cotidiana y las frases hechas.

No fue sino mucho más adelante cuando entendí que para salir de esos espacios vulgares, no era imperioso estar en la arista contraria al sentido común. No había que definirse por oposición. Era necesario encontrarme o, al menos, buscarme. Mi voz, mi mirada personal. Nacerme y vivirme independiente del común: en mí.

Así me fui pariendo a mí misma en las terapias, en las buenas charlas, en los viajes. Me paría cuando salía a caminar sola y cada vez que hacía algo que me gustaba. No importaba si algún otro hubiera hecho las cosas de otra manera o si las hubiera hecho igual que yo.
Me parí cuando volví a tomar el lápiz, después de mucho tiempo de haberlo tirado en el cajón que silenciaba la sustancia incandescente.
Me fui pariendo; me voy pariendo cada día. Me libero porque me busco. Esos ojos míos, no son de nadie más. Nadie ve como yo. Nadie dice como yo. Así yo, como cualquiera que elija encontrar su voz, su lugar propio.

Y si a veces viene el miedo a sentarse sobre mi cabeza, ese miedo que amenaza con llevarme de regreso a la languidez del colectivo encegecido, me fuerzo a recordar que una vez que uno nace, no hay nada que lo devuelva a la placenta.
Y eso es lo que aterra de abandonar los lugares comunes.
Por eso, algunos nunca se van.

lunes, 26 de julio de 2010

Blogs amigos

Les dejo el link del Blog de Julián que publicó un texto mío que escribí hace un tiempo, mucho antes de la creación de este blog, así que podría decirse que es inédito.
Pueden acceder a su blog haciendo click acá: Las promesas conservadas

jueves, 22 de julio de 2010

T. Test: Enterate cuál es tu rol en la cama


Elaborado por la Universidad de Massachusetts, USA, el T. Test* de 5 preguntas para saber si sos Activa o Pasiva es un elemento fundamental para la torta de hoy. ¡Contestá las preguntas y testeate!

1) En un boliche, si se da una situación de encare:
a. En general encarás vos
b. Esperás que te vengan a encarar
c. Ponés cara de zorra y te bajás de un solo trago un Sex on the beach
d. Cagás a trompadas a un puto, sólo para demostrar que sos grosa

2) Preferís ropa del estilo:
a. Pantalones sueltos, remeras cuidadosamente compradas (la remera es todo para vos), zapatillas
b. A la moda, femenina, elegante, en lo posible nueva
c. Bien putona, sugestiva, ropa interior de encaje
d. Cuero, jean, tachas, camisas o remeras de bandas de rock

3) El pelo lo tenés:
a. Corte irregular, rapado en alguna parte o simplemente como Shane
b. Desmechado, lavado con Pantene, peinado con dedicación, posible utilización de hebillas o símil
c. Atado, pero listo para soltártelo en cámara lenta al son de "Purple rain"
d. Cresta, rulos amainados con una extraña crema para peinar o atado fuertemente con una colita

4) Si una mina que te parece linda te pregunta la hora le decís:
a. "Hora de que me des tu corazón... iiiisssaaaa" (y guiño)
b. (No contesta. No da pelota. Así seduce)
c. "Hora de irnos, mi amor" (y te apoya las tetas)
d. "Hora de que te coja toda, bebé" (con el codo sobre la barra)

5) En la cama te gusta:
a. Que ella se ponga bien pasivota y te deje actuar (pero no estarían mal algunas retribuciones)
b. Tirarte panza arriba y que la otra haga de todo. Sos linda y merecés todo tipo de atenciones sin levantar un dedo o aprender cuál es el clítoris o el punto G de nadie. Si quisieras, tendrías asistentes hasta para hacerte una paja.
c. Todas las prácticas y posturas están permitidas. Te gusta cojer y lo harías todo el día.
d. Te la cojés porque sos la mina más langa del planeta. A ella, a su amiga y a su vieja para que después no jodan con sus boludeces y te hagan un rico guisito.


Resultados:
- Si respondiste la mayoría A: Sos chonga, pero todavía tenés posibilidad de alguna remojadita para vos. Quizás, con el tiempo, irás encontrando las bondades de la versatilidad.
- Si respondiste a la mayoría B: Sos una pasivota y pensás que no tenés que hacer una goma para satisfacer a la otra. Y lo peor es que te vas a buscar una chongota a la que eso le encante, así que estás salvada.
- Si respondiste a la mayoría C: Sos una zorrita consagrada y baratona. Contactate urgente conmigo.
- Si respondiste a la mayoría D: Sos el chongo del bientenario, el chongo que no necesita pija para medir lo groso de su ser. Sos el chongo que todo lo sabe y que hace cualquier cosa por una mina. Cuando agarrás una, la destruís entera al son de la música de Alejandro Sanz (para que se sienta cómoda).
- Si te dispusiste a contestar todas estas preguntas es porque sos una pelotuda que todavía alberga los esquemas de dominación masculina que suponen que una persona tiene un rol pasivo o activo fijo y que las minas somos todas unas gilas.
- Si pensaste que este test es una idiotez y preferiste prepararte un fernet, ya sos casi como una amiga.
- Si este test te pareció ofensivo, yo te digo: ¡Que la sigan chupando!


* El T. Test es patrocinado por Mc Donald's, Feisbuc, la Iglesia Católica, la Unión Europea, Hitler y Marcelo Tinelli.

sábado, 17 de julio de 2010

En las manos de ella



Puse mi cuerpo en viaje aquel febrero, porque mi espíritu andaba inquieto y pregonando revoluciones.
Pisé la tierra jujeña y todo lo racional quedó instantáneamente obnubilado por los sentidos. La quebrada de Humahuaca se transformó en pocos días en un lugar al que yo debería regresar continuamente, como quien deposita una reliquia en una cajita, para resguardarla del bocinazo de la vida ordinaria y vuelve a verla con la excusa de asegurarse que todo esté bien. Uno advierte finalmente que ese arrimarse esporádico a la cajita, ponerse la reliquia entre los dedos, tocarla, añorarla, se convierte en un abrazarse a la vida toda.
Pero no entendí bien lo que pasó aquella primera vez. Deslumbrada, sin capacidad de discernir la multitud de sensaciones que me atacaban desde el viento y en esa imperceptible convulsión tectónica que habita en los cerros de Purmamarca. La tierra me gritaba y yo intentaba descifrarla con el cálculo tenaz del intelecto.
Y una noche lloré toda mi impotencia. Había que resignarse a aprender un artilugio nuevo: escuchar con el ser. Pero también debía poner en esa empresa mi compromiso a sentirme superada. A que, tal vez, nada llegaría ser completamente claro. Porque el más moderno de los sentidos, el razonamiento como base de cualquier intelección, no sería jamás suficiente para dar cuenta de esa turbulenta escala de sensaciones que aparecen cuando uno recibe el amor más hermoso. La tierra me besaba entera y, para tomarla, no tuve más que dejarla preceder mi entendimiento.

Así pasa, creo yo, cuando nos enamoramos. La tierra vibra. Y todo carece de sentido. O al menos ese sentido racional con el que nos desmadramos en sazonar todo. Es el sentido de lo sentido, el que nos toma por la espalda. El que te cala hasta los huesos, como la lluvia a la salida de un concierto. Y entonces ¿qué? ¿cómo se explica? ¿qué se hace? Y todas esas preguntas que salen de la boca de quien quiere comprender el mundo abonando la cuota del diván semanal.

Y Juan Terapista me anuncia el final de la sesión y cierra con una última frase mordaz:
No analices tanto todo.

Así es que me calará los huesos. Y me sentiré superada. Y no habrá respuesta alguna, más que las buenas intenciones y cruzar los dedos confiando en que aquellos viajes del alma hayan preparado el cuerpo para albergar el inmenso racimo de emociones y el amor más hermoso, como el de la tierra, pero en las manos de ella.

viernes, 16 de julio de 2010



A veces no me siento calificada a hablar. Por eso me costó pensar en las palabras adecuadas para referirme a lo que significa para todos y todas la aprobación de la Ley de Matrimonio igualitario.
Lo que pasa con las palabras, con el lenguaje en general, es que parecen ser categorías de la realidad. La realidad sucede y después uno la nombra: hay una cosa con cuatro patas y le decimos "mesa". El lenguaje entonces sería una adecuación a la realidad. Pero entendí con el tiempo que si una persona hizo que existiera una "mesa" fue porque primero la pudo pensar a partir de su estructura mental que, primeramente, debió estar organizada a partir de un lenguaje. Así, eso que pensó se hizo real. Y ahora todos sabemos que "mesa" es ese mueble de cuatro patas. Primero el nombre, después la realidad.
Sin lenguaje no habría cultura, no habría historia. Porque lenguaje es reflexión, es volver sobre uno mismo y pensarse. Es también la construcción dialéctica de la realidad con el otro. Sin lenguaje no habría sociedad posible. Pero como el hombre es un ser social, el lenguaje es también inevitable. Debemos comunicarnos. Pero el lenguaje es una convención. No es neutro, ni natural; no representa lo mismo para cualquiera en cualquier contexto histórico, sino que está cargado de significados.

Entonces, ¿qué quiere decir "Sí"? ¿Qué significa "aprobada"? ¿Qué importancia tiene la palabra "contrayentes"?
Hoy en día todo eso es un resultado.
Y no me sentí calificada para atribuirme ese resultado después de ver a tantas y tantos luchando durante décadas, haciendo pública su figura y su sexualidad, enfrentándose a las peores injurias.

Mi sexualidad se desanudó en el amanecer de la década '00, cuando Stonewall, la Dictadura, la nueva democracia, la creación de la CHA, Bunker, las primeras Marchas del Orgullo, la pequeña comunidad gay, Playa Chica, el SIDA y el flagelo social, todo eso ya había pasado.

Pero todos tenemos un camino plagado de astillas. Dar cuenta de una sexualidad que no corresponde a lo socialmente aceptado, es ponerse el mundo de sombrero y enfrentar la crudeza del rechazo, una y mil veces. Porque más allá de lo que viene de afuera, uno se siente tan desubicado y tan solo, que se piensa a sí mismo como una desviación, una bifurcación de la vida correcta. Y entonces traza sin planificar, el sendero de la búsqueda de la identidad. Porque si la sociedad no nos abre paso, elegimos abrirnos paso a la fuerza. Así nos agrupamos con otros que caminan junto a nosotros y les decimos "amigos" y se convierten en mucho más. Nos hacemos más fuertes y más grandes. Un día se nos sale de la boca en la mesa de familia que no vamos a soportar más negligencias. Y si ellos nos dan la mano se nos amplía la vida.

Y así salimos a patear la cabeza de la historia, con las pequeñas conquistas cotidianas. Nos hemos abierto paso a los codazos, en cada lucha personal. Y nos llamamos a nosotros mismos homosexual, lesbiana, trans, bi. Nos decimos y por fin nos hacemos reales.

¿Qué significa "Sí", hoy? Un resultado de los que están en la vanguardia y de quienes, desde una casa, una calle, un aula, un trabajo, una mirada amorosa, pelean cada día por su identidad, por la palabra, por un lenguaje que nos incluya.

Ahora somos Sí, ahora somos iguales.

jueves, 15 de julio de 2010


¡HOY SOMOS TODOS IGUALES!


lunes, 12 de julio de 2010

Martes 13

Imagen: Valores Para mi País (C. Hotton)

Resulta curioso que la Iglesia y sus secuaces de ultraderecha, promotores de la segregación, hayan elegido manifestar sus odios un martes 13.

Es esta misma Iglesia Católica y, por primera vez codo a codo, la Evangélica, las que predican incansablemente sobre el amor mientras fomentan la discriminación más peyorativa. No pocas han sido las veces que escupieron desde el púlpito sus vacíos pedidos de paz, a la vez que llaman a una "guerra de Dios", en ésta como en tantas otras ocasiones (no estaría de más recordar el estrecho vínculo de Bergoglio y tantos otros con la última dictadura militar, causante de la desaparición de 30 mil personas).
Otra vez esta institución, milenariamente corrupta, se pone el nombre de Dios al hombro y alimenta la barbarie de los pueblos. La mismísima Iglesia que hace quinientos años eligió llamar "salvajes" a los nativos americanos para poder justificar la masacre de más de 70 millones de aquellos "indios" sin alma y usurpar sus tierras, no sin antes someterlos a los más terribles trabajos forzados.
Así, decenas de civilizaciones hundidas, sometidas, saquedas, devastadas, idiotizadas.

No encuentro explicación alguna para que, un organismo que verbaliza caudalosamente sobre el amor, no abra sus brazos a quienes aman.
No logro entender porqué querrían ellos que nos alejemos del "negro", del boliviano, del judío, del homosexual, del pobre, del "indio", de la mujer, del divorciado, de los gremialistas, del que tiene sexo premarital, del manifestante, del comunista, del que es diferente a uno.

¿Es que tendrá algo de cierto aquello de que "el pueblo unido jamás será vencido"? Es evidente que la Iglesia ha tenido esto en claro durante siglos. Por eso, ha decidido separarnos.

Y así será martes 13 para todos. No sólo para el periodismo tendencioso de los grupos monopólicos, ni para las familias de todo tipo. No lo será solamente para la gente de la Federación. Será martes 13 para los que ignoran, obstaculizados por el discurso fraccionado de quienes quieren seguir dominando. Martes 13 para Pepito, para Alex y José María, para Doña Rosa y toda su descendencia. Mala suerte para las agrupaciones de izquierda que empezaron a tratar la ley, para Vilma, para los diputados que dieron el sí y para todos los que dicen que no. Martes 13 para los que con su supuesta benevolencia redactaron un huesito de ley, una Unión civil que incrementa desigualdades, para darnos de comer a los infrahumanos lo mínimo que merecemos. Martes 13 para quienes acentúan polaridades y también para quienes las aceptan. Mala suerte para él y ella que se casan con todos los derechos de un matrimonio heterosexual, que no serán violados cuando esos derechos se hagan extensivos para cualquiera que se ame. Martes 13 para los que nos someten, pero también pésima suerte para todos los ciegos sometidos. Mala suerte para los que no se movilizan hasta que les tocan el culo, para todos los que eligen vivir dormidos. Martes 13 para Negre de Alonso, Hotton y para las escuelas Católicas que convocaron a la marcha. Mala suerte para los que se dicen "apolíticos" y eligen no participar en nada, mantenerse al margen, no informarse, dejarse gobernar sin enterarse. Mala suerte para la buena vida; para el amor, martes 13. Martes 13 para quienes pelean dignamente por mañanas mejores y para los hijos de todos, pésima suerte. Martes 13 para los que creen que con un martes 13 van a silenciar décadas de lucha. Mala suerte para el pueblo unido.
Para todos, martes 13.

miércoles, 7 de julio de 2010

Besos callejeros


En las turbias calles del inconciente se erige la garita del Represor Interno.

Este déspota del desprecio propio cuida la seguridad del Complejo vecinal "Edipo Castración" y utiliza todas las armas que la historia cultural le ha conferido.
No es necesario que la vieja concheta-conchuda nos levante la ceja cuando le tomo la mano. Su ceja odiosa habita desde hace años nuestro distrito subliminal.

Entones Ella no me besa. Y si la beso, se pone más roja que un bronceado de diciembre. No importa si la vieja concheta-conchuda nos ve o no. Alcanza con esa garita, en la intersección más doliente del barrio de nuestro descontento personal.
El Represor Interno nos golpea con su cachiporra despreciable y nos informa que lo que hacemos está muy mal. No tan mal como para no descorcharnos los sesos en la guerrilla de las sábanas. Pero suficientemente mal, para no amarnos ante los ojos de nadie.
He perdido cientos de besos mientras el Represor Interno patrullaba con su bigote moralino. Y en su megáfono nos gritaba que no debíamos hacer eso, no frente a nuestros padres, no frente a la concurrencia, ni delante a la vecina o los pobres niños. Y así, cientos de besos barridos por la vergüenza.

No sé cómo han impuesto en nuestras entrañas la brutal mirada del opresor.
¡Destituyamos a ese empleado de la cultura estreñida! ¡Que la violencia del desenfado nos empape la existencia!
Y que nos miren pasar, verdeoscuros de tanta belleza.

domingo, 4 de julio de 2010

Francisca y el Amor


Timbre en la residencia Ibañez.
*diiing-dooong*

- Hola, sí... Estoy buscando a Francisca Ibañez -dice una voz desde afuera de la casa.
Francisca responde sin abrir.
- Sí, soy yo ¿qué necesita?
- Soy el Amor, ¿me podría hacer pasar?
- No, ¿cómo el amor? No, le agradezco, ya colaboré...
- Francisca, soy el Amor, ¿me oye bien?
- ¿Amor? Pero ¿de qué tipo?
- El Amor, del tipo que quiera recibir.
- Me parece que me confunde. Yo no lo puedo recibir en este momento. ¿Por qué no pasa el martes?
- No, imposible. Tengo la agenda completísima. ¡Es invierno!
- Bueno, pero yo no estoy preparada para abrirle... me agarró justo limpiando la casa. Pase en otro momento.
- Pero éste es el momento. ¡No sea tan pancha, Francisca!
- Bueno, venga por acá al costado que lo atiendo un segundito por la ventana.

Francisca descorre la cortina y abre la ventana del frente de la casa. Como una cachetada, se pone de pronto de cara al Amor. El Amor insiste con ímpetu.
- A ver si me presta atención, Francisca. Usted me anduvo llamando, por eso vine.
- ¿Yo? No, no puede ser.
- Si quiere se lo puedo probar.
- A ver...
- Mire: ¿usted no conoció hace un tiempo a una Bella Señorita?
- Síiii...
- ¡Ahí está!
- ¿Qué?
- La sonrisa boludona, Francisca. Esa es la contraseña para llamarme.
- No, pero... pero... yo ahora no puedo. Quizás le pareció que lo llamaba, pero...
- Y si le digo de nuevo..... ¡Bella Señorita! ¿Ve? Ahí está la sonrisa boludona de nuevo. Usted no para de llamarme, Francisca.
- Bueno, puede ser, señor Amor... pero yo ahora estoy limpiando la casa.
- ¿Por qué no me hace pasar un ratito y conversamos? Sin obligación de compra.
- Está bien. Un ratito nomás. Pase.

Francisca le abre la puerta al Amor mientras estruja en sus manos el trapo rejilla en gesto de torpe nerviosismo.
- Oígame Amor, yo entiendo lo que usted me dice pero mire, aquí han pasado muchos huracanes. Recién ahora pude poner de vuelta todo en pie. Hasta hace un tiempo no sabe el desastre que tenía. ¡La casa patas para arriba! Y después de mucho trabajo, finalmente tengo todo limpito.
- Por eso me llamó. Antes no la hubiera atendido.
- ¿Y entonces quién era el que había venido en otras ocasiones? Yo creí que era el Amor. Pensé que usted era el de los huracanes. Me deshizo la casa a puro golpe.
- No. Yo no opero así. Soy el Amor, no tiro abajo las casas: las redecoro. Quizás usted le haya abierto la puerta a mis parientes lejanos.
- ¿Y qué quiere que haga, señor Amor?
- Que me haga un espacio.
- ¿En toda la casa?
- No. Me alcanza con una piecita.
- Bueno, pase por acá. Ésta la tengo vacía y bien ordenada.
- Perfecto, aquí me quedo. Vaya tranquila que yo me arreglo.
- Lo único que le pido es que no me desordene.
- Pero Francisca, usted sabe muy bien que vine para eso.

Y así se queda Francisca, mirando de cerca cómo se precipita el hermoso desorden del Amor.

Agradecimiento


Cosas lindas que pasan...

Algunos (los que me difaman!) dicen que empecé a escribir para levantarme minitas; yo digo que fue para no estallar de pena. Sea por la razón que sea se generó un espacio y creció más de lo que imaginé...
En principio quiero agradecerles a todos, pero hoy especialmente a dos personas: a Virgina y a Gastón. A Virginia por el artículo hermoso en el periódico rosarino: Rosario3.com

(en el que habla también de otras bellas bloggeras que admiro mucho; no, el chamuyo no se me va, perdón).

Y a Gastón por la publicación de la antología de textos lésbicos "Tortas, recetas con amor", que con mucho empuje vende en diversos puntos de Buenos Aires.
Podés verlo en facebook (click para ir al link)