martes, 8 de marzo de 2011

El asunto

El asunto sucedió exactamente hace un año. Un día de marzo como el de hoy, caluroso y húmedo, pero del año pasado, ¿te acordás? ¿Pero qué estoy diciendo? Por supuesto que te acordás y mejor que yo, que estoy escribiendo esto para purgarlo. Y al final me sale escribírtelo a vos, que durante los últimos cuatro años fuiste inspiración de casi todo lo que he escrito, incluso (y especialmente) cuando todavía no estábamos de novias. ¿Qué harás vos para purgar lo del asunto? Hace un año, cuando todavía vivías acá, lo hubiera sabido.
Antes estaba pensando que si aquel día no hubiera hecho tanto calor el asunto no hubiera pasado. Pero no es el calor el que trae las miserias. Vos te mudaste conmigo un día sofocante de noviembre hace tres años y las dos estábamos completamente felices. No me acuerdo si fue que el chino de la esquina no tenía champán o que en nuestra economía conjunta no sobraba un peso para comprarlo, la cosa es que terminamos brindando con vino blanco de cartón y soda, un pobre sustituto, pero ¿qué importaba?
Vos tenías todas tus cosas encimadas a las mías, desordenadas, anudadas. Tardamos semanas en acomodarlas, como si quisiéramos que nuestras cosas se fusionaran mágicamente o porque todo era así como la canción, de la cama al living, pero en el living no hacíamos nada, comíamos algo, nos hidratábamos y de vuelta a la cama. Así pasamos las tres o cuatro primeras semanas. Nos habíamos propuesto tácitamente ser muy ruidosas. No lo hablamos, pero creo que las dos necesitábamos roper las barreras del sonido, después de haber pasado tanto tiempo bajo el techo de tu familia o el techo de la mía, techos en los que había que cerrarle el pico a las verdades. Yo tuve que mudarme antes porque ya no aguantaba más. Mi familia -ya lo habíamos convenido- era la más desquiciada. Lo mal que te trataba mamá, que sabía bien quién eras para mí, pero no lo quería hablar, no quería escuchar, sólo te sobraba y yo me moría de vergüenza. Y tu familia lo mismo, pero un poco más tranquila. Me dejaban entrar a tu casa, quedarme a dormir, cojerte, sí, cojerte porque debían saber que si yo pasaba la noche en tu pieza y era tu novia, cojíamos. Pero igual me llamaban "tu amiga" y casualmente muchas veces se les olvidaba invitarme a cumpleaños y otros festejos. Así que vos tampoco tardaste en venir a vivir conmigo.
Cajas, valijas, tu gato Felipe y santo remedio. Habíamos solucionado la mierda familiar en dos ambientes, quinto piso, balcón. Y entonces podíamos hacer mucho ruido cuando cojíamos, pero en esa época ningún vecino se quejaba. Claro, ¿quién tiene la cara para venir a decir: chicas, griten menos porque me despiertan al nene? Aunque sí empezaron a venir cuando los gritos tuvieron que ver con otras cuestiones. Se ve que de tanta costumbre de alaridos, también los trasladamos a las peleas. Pero los primeros tiempos, recuerdo haberme sentido absolutamente libre. Poder gritar y que vos me grites en ese espacio que era nuestro, me sonaba hasta divertido. Parecíamos una de esas parejas. Vos sabés lo que quiero decir, de esas que tienen su casa, sus hijos, sus pases de factura. Nosotras no teníamos hijos, pero Felipe ya se había adaptado perfectamente a esta casa. Cuando vino tu amiga Maribel me acuerdo que dijo que parecía que Felipe absorbía todo lo que nos pasaba, porque cuando discutíamos se ponía a saltar de acá para allá como un loco, corría, mordía los muebles. Y cuando nos reíamos él jugaba chocho de la vida con lo que fuera que encontrara. A veces también se nos acercaba mimoso cuando nos veía besarnos. Ahora que lo pienso, había tenido razón Maribel aquella vez.
Quizás ya no tenga sentido achacarnos el asunto, pero las dos sabemos que sí, que tenemos todo que ver con lo que pasó, aunque en esos primeros meses de convivencia no lo hubiéramos imaginado. Y después que pasó no podíamos nombrarlo siquiera, entonces nos referíamos a eso como "el asunto" y así quedó para nosotras, aunque en realidad nadie más sabe cómo fue la evolución de eventos que condujeron hasta ese desenlace y será por eso, por este secreto, que hoy necesito purgarlo todo.
Los vecinos no se quejaban tanto al principio, porque en realidad casi nunca discutíamos. Sólo pasaba que había algo de mi desorden constante que a vos te sacaba de las casillas. No importaba cuántas veces limpiaras o me pidieras que mantenga el orden, yo simpre me las arreglaba para desacomodar todo. Eso me decías. Ahora que veo el lío de esta habitación pienso que tenías razón. Pero así viví yo siempre y no me molestaba. Y a vos tampoco te molestaba tanto porque después de tu berrinche yo encontraba la forma de sacarte una sonrisa, al menos el primer tiempo. Se ve que a medida que pasaron los meses, el desorden y tu cansancio fueron mayores que las sonrisas que te sacaba y el volumen de nuestros gritos comenzó a ascender.
Pero no fue eso, o no fue sólo eso. Alberti y Asociados. Así empezó la debacle. Conseguiste trabajo en ese estudio y de pronto le dedicabas más de diez, doce horas al día. Te servía para cuando te recibieras. Era llenar el currículum con una experiencia importantísima. Yo lo entendía. Te lo dije mil veces. Pero debió ser como una de esas cosas que uno entiende de palabra, conceptualmente, y cuando eso se traduce en que la otra persona empieza a llegar cada vez más tarde, más cansada, de mal humor, seca de emociones porque ya las volcó todas en esas cuatro paredes blancas minimalistas estudio de arquitectura, entonces eso que entendías de palabra se convierte en otra vez esa cara de mierda y seguro se va a bañar y a dormir temprano, ni un mimo, ningún registro de mi persona, esa sonrisa forzada, si yo pudiera cambiarle el ánimo de porquería que tiene, por ella y por mí, porque todas las noches, o casi todas, esa cara, ese desgano y mi sensación de culpa porque llego mucho más temprano del trabajo y tengo tiempo para mí y ella internamente debe culparme aunque no lo dice, es muy buena para decirlo, pero si es buena, ¿por qué no cambia la cara?
Todo eso las dos lo entendíamos muy bien los fines de semana, después de haber discutido tres de los cinco días de la semana. El domingo a la tarde, después de la siesta, hablábamos de lo que nos pasaba y detectábamos que era un tema laboral exclusivamente, que esto era ahora, que el año que viene después de recibirte ibas a dejar todo y abrirte sola. Pero en el transcurrir de los días, se transformaba en una pelota pegajosa que hace rato había empezado a sumarse a sí todo lo horribles que podíamos ser una con la otra.
Me acuerdo de esa vez que discutimos y no sé si habrá sido porque Felipe y yo estábamos pasando mucho tiempo juntos en casa antes de que vos volvieras del estudio, o porque el minino tenía una percepción impecable, pero pasó que vos me dijiste algo terrible, algo como que a veces no te daban ganas de volver a casa y Felipe, siendo que el gato era tuyo, se te lanzó encima y te arañó una pierna. Desde ahí lo empecé a sentir como un justiciero; creo que vos también. Como si fuera que él iba a ser el árbitro de nuestros arranques o que al menos debíamos comenzar a prestarle más atención a las señales. Ahí fue que empezaste a leer libros sobre revelaciones y cambios de vida y budismo zen. Pero se ve que la espiritualidad te duró poco, porque la enfermedad de papá no tardó en agravar la situación. Diagnosticado y todo, vos ya habías organizado tus vacaciones con tu hermana y no sabías qué hacer. Papá estaba bastante mal, pero yo insistí para que te fueras igual. No sé porqué hice eso. No sé porqué muchas veces dije lo opuesto a lo que sentía. Quizás para probarte, para ver qué hacías, si tomabas la decisión que para mí era correcta. Y fue claro que tu concepción de lo correcto era muy diferente a la mía. A papá lo operaron cuando vos estabas en Bariloche. A tu regreso me mostraste las fotos del viaje: el día que papá sobrevivió, porque fue eso, sobrevivió, lo sé porque el médico reconoció más tarde que la operación había sido muy complicada y que las chances de que saliera bien eran escasas, ese día en el que mi viejo podía irse de este planeta, vos estabas en una aerosilla subiendo un cerro y cagándote de la risa con tu hermana. Sí, después me llamaste. Te conté todo. La angustia que pasamos, que después mamá se había ido a dormir a su casa, que él ya estaba bien y que en unos días le daban el alta. Quizás no pudiste ver la gravedad de la operación. Nunca entendí que te fueras, que creyeras real mi incitación a que te tomes esos días de vacaciones que ya habías planificado. Estábamos hablando de mi viejo ¿no lo entendiste? Y cuando sostenía tu foto en la aerosilla sentí por primera vez que algo se quebraba, que para mí podía quebrarse el caño de la maldita aerosilla y que vos y tu hermana se cayeran un poquito al vacío. Pero no te dije nada, porque había sido yo la idiota que te empujó a esas vacaciones. Ibas a decirme que yo te insistí para que hagas el viaje y que si te lo hubiera pedido, vos te hubieras quedado por lo de mi papá sin ningún problema. Pero ¡vamos! Si hubieras querido, te hubieras quedado. Yo tenía eso tan claro que ni quería oírte dar esas excusas. Así que sólo empecé a tratarte mal, a dejar ir todo, a enojarme por cada cosa, por tu cara de mierda cuando volvías de trabajar, por tu intento tardío de cojer conmigo un sábado a la noche después de dos semanas de mis intentos fallidos. Y ahí fue que Maribel te dijo eso de que la convivencia nos estaba matando. No me lo olvido más, porque una semana después de que me contaras lo que te dijo, vos y tu discurso de que había que creer en las señales, tuvieron su clímax esotérico en una señal que no nos vimos venir.
Fue un martes de marzo. Los martes eran los peores días para vos, porque como los lunes en tu oficina no llegaban con el trabajo, los martes se quedaban casi siempre unas horas más para adelantar cosas. Adelantar no sé qué, porque nunca tenían tiempo, todo les requería horas extra aunque adelantaran trabajo. Así que era el peor día para vos y terminaba siendo el peor para mí, porque llegabas como a las ocho de la noche, después de mi clase de yoga y me veías tranquila y eso te ponía peor. Y como yo sabía que te ponía peor, más relajada procuraba que me encontraras. Bañadita y todo. Cantando una canción alegre, en tu cara de mierda, en tu cansancio, en tu no registro de mi persona, te lo iba a refregar todo. Hacía un calor terrible. Había hecho como treinta y tantos grados y me dijiste que en el estudio se había cortado la luz así que el aire acondicionado no andaba. Yo sabía que venías a las puteadas, pero no iba a ser muy diferente a los demás martes de los últimos meses. Para no discutir tanto, hice la cena y me senté a leer. Había abierto el ventanal del balcón para que entrara el viento húmedo de los últimos días de verano. Cuando entraste, lo mismo de siempre. Esa cara de tedio que tantas discusiones había gestado. Enseguida, casi sin dejar la cartera, viste que unos cds y unos papeles tuyos se habían caído por culpa del viento. Te quejaste de mi desorden, de mi "dejadez", como decías siempre. Yo retruqué gritándote que encima que había hecho la cena tenía que aguantarme tus echadas en cara y que no era culpa mía que tuvieras ese trabajo de mierda, esa cara de mierda, esa vida de mierda. Y vos, que hacía rato habías dejado de medir las consecuencias de tus frases, lanzaste así nomás que no estabas tan segura de eso de que yo no tuviera nada que ver con tu vida de mierda. Y en ese momento en el que yo estaba tan lista, tan preparada para largarme a llorar y escupirte todos los insultos que conocía y algunos nuevos, el asunto nos robó la vida de un solo salto. Felipe, que había estado corriendo por toda la casa totalmente fuera de quicio, tirando cosas al pasar mientras nosotras discutíamos y le gritábamos que la cortara, sin percatarnos que el gato lo recibía todo, que éramos nosotras las que lo estábamos llevando a ese estado de locura, simplemente se frenó, en ese momento en el que me dijiste lo de la vida de mierda, se detuvo como si él sintiera lo mismo que yo, la gota helada cayendo por la espalda, el golpe terminal que sentí en la nuca pero que no me di tiempo de absorber, sólo quería apurarme a devolverte con algo peor, Felipe que lo absorbía todo se frenó y detuvo el tiempo. En un firme y rápido galope, atravesó el living, llegó al balcón y siguió derecho.

Después de la muerte de Felipe dejamos de discutir. Los días nos pasaban por encima, abatidas, perplejas.
Te llevaste tus cosas dos semanas más tarde. Tu cuñado vino unos días después con el flete a buscar los muebles. El asunto no le había quedado claro a nadie. Cómo un gato podía hacer una cosa así, nada más.
Pero vos y yo sabemos todo, incluso hoy, por eso hay que purgar este asunto, hay que decirlo en un cuento o en una carta. Hay que decirnos este asunto, porque en casa hay demasiado silencio y los vecinos ya no vienen más a quejarse por los ruidos.

29 comentarios:

  1. (Es que los gatos, a pesar de la indiferencia que parecen que tuvieran ante el mundo, son seres re sensibles a las energias. En casa siemrpoe tuvimos, porque espantan las ratas y demás bichos, pero aparte es como que llenan la casa de una energia especial. No se, por algo son las mascotas de las brujas, y si las brujAs lo dicen yo les creo.)

    Me gusto pila el texto; es como que la decadencia de la pareja se percibe desde su lado más intimo, y duro, al a vez, no sé.

    (Estás seria ultimamente, muchacha; sé que es solo un blog pero ¿andás bien?)

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  2. Intenso. De pelicula lo del gato.

    (Pobrecito)

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  3. Los relatos de las pequeñas miserias humanas me enturbian el alma.
    (Tengo un gato que hizo lo mismo, pero por otros motivos: por suerte sobrevivió, pero tu relato me lo trajo de un golpe acá, de nuevo)

    Un gusto leerte siempre

    Pazchi

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  4. Que sensación rara que me quedó-
    Como siempre...impecable !
    Saludos.
    Iri

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  5. Ufff...terrible. Claramente absorbia todo y ese dia que no puedieron aguantar mas...el tampoco pudo :(

    Pobrecito...

    Un besote!

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  6. Tu texto es hermoso. También he tenido un gato justiciero. Un saludo.

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  7. hermosísimo texto ... no sé cómo lo lográs pero hacés que lo que contás me atraviese completa , sos una gran escritora muchacha


    (leer esto escuchando evanescence definitivamente no fue una buena elección , me dejaste triste ...)



    espero que estés bien .. :)
    saludos !!

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  8. Hermoso texto flaca ,es un horror cuando en la pareja estan a dos ritmos diferentes , y por mas que uno le busque la vuelta no hay manera de remediarlo.

    Vengo siguiendo tu blog me encanta como escribis y en muchos y en este especialmente lo siento como que hablas de mi ,segui ecribiendo,un abrazo.

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  9. Pobrecito bicho! pobre felipito! Porqué será que las personas empiezan trabajando 15 hs al día "para y por" la pareja, y teóricamente lo que debería ser un beneficio se transforma en la ruptura? Me pasó igual. La verdad no logro entender cuando y porqué empiezan a alejarse...

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  10. Sil, seguís sorprendiéndome con cada texto...
    Este es tristísimo y terrible...
    Decirte que te leí y la angustia no se desanudó hasta que llegué a casa, abracé a mi chica y apretujé de amor a nuestros tres gatos...
    Es increíble cuánto saben los animales sobre lo que nos pasa, cómo se compenetran con nuestros sentimientos y sobre todo cómo nos miman y entienden cuando estamos desorientadas o tristes (uno de mis gatos suele lamerme las lágrimas y acurrucarse junto a mí cuando estoy extraviada)...
    Un abrazo fuerte

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  11. Sos muy genia tortódroma.
    No quiero decir nada más.
    Porque si no voy a empezar a hablar de gatos...

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  12. Simplemetne genial, Silvina...

    El suicidio del gato, como si toda la relacion se hubiese caido (o tirado) por el balcon, por la borda.

    Bueno, vos sabes bastante de la relacion con mi perro. Pero nucna te dije que mordió a dos de mis ex en momentos dificiles. y a la última... le vomito la mochila. Fue horrible ver en él todas la consecuencias de elegir mal.


    Exelente post!!


    Laliii

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  13. Estoy demasiado triste después de leer esto...no quiero que me pase...



    Escribes increíble

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  14. Bueno, no entiendo qué pasó porque tengo el recuerdo de ayer haber contestado los comentarios que hicieron. Qué curioso...
    Creo que lo que más o menos contesté fue que les agradezco mucho los comentarios, que la verdad es buenísimo poder escribir algo, publicarlo acá y tener una devolución tan linda y tan cargada de emociones. Está bueno también tener este feedback en el que veo que más o menos se pudo interpretar lo que quise significar con el texto. Estoy cambiando la forma de escribir y es muy lindo saber que todavía sigan acá al lado, bancándome en esto que no sé si es arte o una especie de Linda Blair desquiciada vomitando verde, pero un verde inglés lindo y literario. Lo improtante es que esto soy yo y es buenísimo que me acompañen en esto. Lo digo por todas as veces que por puro colgada no contesto. La verdad es que siempre leo lo que dicen y me da una sensación hermosa.
    Un abrazo muy grande!

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  15. Im-pre-sio-nan-te. Impresionante, de verdad.

    Auskalo

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  16. Jajaja Linda Blair desquiciada, me muero

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  17. No suelo leer textos tan largos, pero me encantó. Tampoco había entrado nunca, pero disfruté leerlo, me gustó cómo encaraste, cómo construíste la crónica; profunda, sincera.

    "Techos en los que había que cerrarle el pico a las verdades"

    Un abrazo.
    A purgarlo, entonces.

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  18. te vengo siguiendo desde hace poco y tengo la necesidad de decirte que tu blog se me hace adictivo, me encanta la forma en que expresas las cosas, logras trasmitir esos sentimientos que aveces uno quiere ocultar. Gracias por brindarnos tu arte.
    Gigi

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  19. es increíble el ver como podemos empezar a planear la frase mas hiriente para soltarla sin mas a la persona que amamos, y que seguro si nos dijeran que vamos a actuar así algún día con esta persona, probablemente tomaríamos por loca a esta persona.. y lo peor es que si tubieramos que descargar nuestros enojos ante un total extraño, jamas lo trataríamos con la crueldad con que podemos llegar a tratar a quien esta a nuestro lado.... y ya hable de mas, mejor no los canso jeje... y respecto a los gatos... son simplemente adorables y realmente puedes sentir que ellos entiendes lo que vives
    kath.

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  20. Ufff, me pasa algo parecido con mi chica. Estuvo bueno leerlo desde tu lado (que viene a ser el lado de mi chica también)

    Hay que tener un espacio propio siempre, que algunas veces una pueda llegar a casa y estar SOLA y hacer lo que una quiera. Cuando empieza a faltar eso es cuando empieza el problema (por lo menos en mi casa).

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  21. La pregunta es por qué las parejas se mudan juntas.

    Como si aquello significara un paso más.

    Es todo mentira. Todo.

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  22. me veo reflejada en este texto, sera que cuando una llega a ese limite existe la remota posibilidad de que se pueda revertir?
    soy triste (esta bien dicho, soy triste)

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  23. Anónimo: yo creo que muchas veces pasa que quienes descreen, evitan y se acobardan con el amor y sus instituciones formales son en realidad quienes más han esperado de ellas y por alguna razón no se vieron colmados, libres o felices como hubieran querido. y al final terminan atados a todas esas cosas horribles que creen del amor y de las parejas sin poder descontracturar y ser libres para ser ellos mismos y hacer lo que realmente tienen ganas. también pasa q si una no se conoce a sí misma y para colmo elige una tipa de mierda, aburrida o posesiva, claro, ¿qué tipo de pareja pensás que vas a tener?
    pero están los que buscan la verdadera libertad y entonces pueden entrar y salir de lo convencional, divertirse, ser. a esos no les interesa si mudarse juntos o comprarse una carpa y salir de gira. en mi opinión, el amor se amolda a quienes lo perpetran. seres libres hacen amores libres, divertidos, hermosos. entonces, el tema no sería la mudanza o la no mudanza, sino mirarse para adentro (porque no cuesta nada) y ver qué tipo de personas somos.

    Siuxie: no sé eso de revertir... no creo q exista la posibilidad de volver hacia atrás en nada de la vida, por suerte. las cosas se pueden tomar en donde están ahora y ver qué se hace con eso. cada pareja es diferente. por un lado supongo q uno puede encontrar la manera de relajar un poco las cosas y por otro lado, creo que lo más importante es no aferrarse tanto a todo. será lo q vaya a ser. la vida va transcurriendo y si alguien q antes te acompañaba en tu vida, no te va a acompañar más, es lo q es. es triste, claro q sí. pero ya me estás diciendo q sos triste... no sé para qué aferrarse tanto a eso.

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  24. Lamento mucho lo de Felipe. Amo los gatos :(

    Leí esto y me quede helada. Estoy pasando por algo casi igual. Vivía con mi novia hasta hace casi un mes.. La convivencia poco a poco nos consumía. Me fui, estando 100% segura de que eso lo solucionaría todo, pero las cosas siguen igual. Por mi cabeza pasaba que si ya no nos veíamos tanto , disfrutaríamos mas de ese tiempo juntas, pero no, ademas de que no nos vemos tanto, el poco tiempo que lo hacemos, lo pasamos discutiendo. Estupideces, como siempre, debes saberlo bien.
    Convivimos 6 meses, estamos llegando al año. Realmente me gustaría llegar y decir, quiero muchos años mas así. Pero si hoy fuera ese día, diría: guau.. llegamos de pedo.

    Agradecería algún concejo.

    Un beso enorme.

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  25. No sé si puedo dar muchos consejos, pero si te sirve hablarlo con alguien, agregame al msn: tortodroma@hotmail.com

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  26. Hermoso sil! =)
    Besos,
    Pam

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  27. No me fui a estudiar derecho ni a dormir (lo admito hice una pausa de mi misma fume un poco para bajar la ansiedad de hace 10 minutos atras despues de escuchar tus buenas nuevas) volvi a leer este relato (mi preferido) pero me di cuenta que ya no es igual, me gusta mas hablar con s que leer t.

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  28. me encanto esto....pensar q una vez te bardee por algo de politica....y ahora pienso..."q nava q fui".....genia...

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  29. Impecable este cuento, como todos.

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