jueves, 23 de junio de 2011

IV - Desde arriba como la lluvia

Cuando me pide si se puede dar una ducha ya sé que vamos a coger. Dos años de pareja habilitan ciertas certezas. Llega a mi casa cansada del trabajo, con la mugre de la ciudad encima, de los pedacitos de tierra, de los pedacitos de gente. No sé porqué sigue trabajando todavía. Dice que el viernes es su último día. Se va a dejar las próximas dos semanas para descansar, comprar cosas y despedirse de todos. Cada vez que nos vemos es una despedida. Y quisiera hacer algo, decir algo. Cualquier cosa que me saque de esta serie de eventos que me golpean desde afuera, sin que pueda hacer nada más que aceptarlos. Algo, un ápice de rebeldía. Un “no”, al menos, en la punta de la lengua. Pero no me sale nada. Lo único que quiero es retenerla, abrazarla fuerte y que me diga que va a devolver el pasaje, que todo esto de España es una locura.
- Se terminó el acondicionador- me informa Victoria cuando sale del baño, envuelta en una toalla y con el pelo húmedo sobre los hombros. Si dejara de ser tan linda, tan condenadamente linda, todo sería mucho más fácil. Y esa manera de decir “acondicionador” como si estuviera en una propaganda. ¿Por qué no le dice “crema enjuague” como la gente común?
- Mañana compro. ¿Todo bien?
- Sí. Todo perfecto- contesta y sonríe. Aún sabiendo que vamos a coger, o quizás porque lo sé, su sonrisa me calienta enseguida. Hay algo en ese gesto, una maldad, una travesura, un secreto. ¿Cómo lo logra? Estoy sentada en el sillón del living y lo único que quiero es que se acerque. Y ella lo sabe-. ¿Querés que vayamos a cenar a algún lugar?- me dice, conociendo la respuesta.
- No. Prefiero que nos quedemos acá- le respondo un poco temerosa de que tome la decisión de vestirse y que esa certeza de que íbamos a coger se desvanezca.
- ¿Y qué querés hacer?- me dice dándome el pie justo. Vuelve a sonreír. Vuelvo a calentarme. Sin que le conteste, se acerca. Se pone de pie frente a mí y yo le acaricio las piernas. Subo la mano abriendo un poco la toalla. Victoria cierra los ojos y me deja tocarla, pero sin sacarse la toalla. Le acaricio la panza, muy despacio. No le gusta que vaya rápido. Y quiero que se caliente mucho. Voy a jugar hasta que me pida por favor que la coja. Ese es el acting que más le gusta. Y por todos los kilómetros que hay hasta España, me la voy a coger hasta que reviente. Le acaricio la cintura con las dos manos y voy subiendo. Me pongo de pie y le saco la toalla. Con el dorso del dedo índice le acaricio un pezón. Se retuerce un poco. Sé que estoy haciendo todo lo que le gusta. Acerco la boca a su cuello, dejo caer mi aliento suave y empiezo a besarla. Subo con la lengua hasta su oreja y se la lamo. Abre apenas las piernas y ese solo gesto me calienta todavía más. Acerco mi boca a la suya. Con las dos manos la tomo de la espalda y la acerco a mi cuerpo. Ella me abraza y me clava un poco las uñas. Le doy un beso muy suave y después empiezo a acelerarlos, a hacerlos más intensos. Ella responde de la misma manera. Me acaricia la cintura y me empieza a subir la remera y el pulóver hasta que me los saca. El pulóver se me traba en la cabeza un poco, pero no nos reímos. En esa imposibilidad de reírnos me doy cuenta lo calientes que estamos las dos. Me saca el corpiño y me acerca a su cuerpo desnudo. Ni bien siento el contacto con su piel me doy cuenta lo mucho que lo necesito, el nivel de desesperación que me produce. Nos besamos cada vez más intensamente. Con una mano acerco su cadera y la abro de piernas sobre una de mis piernas. Empiezo a frotarla así y acerco mi boca a su oreja. Me acerco bien a su cuerpo y la aferro con fuerza. Ella suelta algunos gemidos. Me abre el botón y el cierre del jean y me mete la mano por encima de la bombacha. Yo muero por tocarla, pero sigo tratando de evitarlo hasta volverla loca. Quiero que me lo pida, que no aguante más. Mete la mano por debajo de mi bombacha y siento que no voy a poder controlarme por más tiempo. Se me salen un par de gemidos y ella se enloquece más. Si se calienta lo suficiente no hay forma de que todos esos kilómetros de distancia no le duelan. Me detengo pensando eso y casi me atrapa la angustia, pero me fuerzo a volver. Sin sacarme el pantalón, me empuja despacio para que me siente en el sillón. Se me sienta encima con las piernas abiertas. Empieza a moverse y a frotarse contra mí. No aguanto más y empiezo a tocarla, muy despacio, mientras nos besamos. Le muerdo la clavícula y el cuello. Empiezo a masturbarla un poco más rápido mientras ella sigue moviéndose. Le acerco un dedo sin meterlo. Ella se mueve pero sigo sin mover mi dedo. Me dice con desesperación “Cogeme” y le meto el dedo hasta el fondo, pero no lo muevo. “Movete”, le ordeno desafiante. Y Victoria se desborda completamente. Empieza a moverse como loca y a gritar. Me calienta tanto que siento que voy a acabar así, sin que me toque. Le chupo una teta. Le muerdo el pezón. Le agarro el culo bien fuerte. Victoria se mueve más. Pierdo totalmente el control y la llevo violentamente al piso. Me saco el pantalón y la bombacha. Sigo cogiéndola ahí en el piso. Cada vez más fuerte. Me pide que se la chupe. Obedezco. La recorro con mi lengua, justo como a ella le gusta. Voy acelerando el ritmo. Sus gemidos se hacen más fuertes. Se la chupo más. Me agarra la cabeza. Grita. Me toma más fuerte. Con la otra mano me aprieta un brazo. Grita más. Me pide que no pare. Que se la chupe más. Que no pare. Ahí. Justo ahí. Me toma la cabeza. Se la acerca bien. Cierra las piernas, no pares, no pares, qué bien que la chupás, retuerce la sábana, ahí, ahí, me encanta, no pares, así, sí, así, me agarra de los pelos, me los estruja y estalla en un grito seco. Empieza a convulsionar en mi boca y finalmente me aparta la cara para que no la toque más. Queda tirada en el piso sin poder moverse. Yo me acerco, le doy un beso, la abrazo y me tiro al costado.
- Qué bien que cogés, hija de puta- me dice en un suspiro. Sonríe cansada-. Dame un ratito que me recupero- concluye. O sea que no me va a coger, pienso.
Espero un rato, pero sigue evidentemente sin recuperarse.
- ¿Tenés hambre?- le digo sabiendo que por ahora no me va a llegar el turno.
- Sí… Bastante. ¿Hay algo o tenemos que pedir?
- Hay, pero no quiero cocinar. Pidamos algo.

Me levanto. Busco mi ropa y me visto. Victoria agarra la toalla del piso y se va a la pieza a cambiar.
No entiendo porqué no me quiso coger. Quizás piense que hay tiempo, que hay mucha noche por delante, que todavía nos quedan algunos días. O quizás no piense nada. Lo mucho que me gusta coger con ella, se diluye apenas terminamos. Especialmente ahora. Lo de España me vuelve a la cabeza y me atraviesa al medio. Me siento tan vacía que no puedo entender cómo hace unos pocos minutos estaba tan caliente. Yace sobre mí todo el fracaso del mundo.
Nada va a evitar los miles de kilómetros de distancia. Esos kilómetros que ella elige.

Pido una pizza por teléfono.
De a una gotita por vez, empieza a manifestarse la tormenta, hasta que lo cubre todo.
- Pobre el pibe del delivery. Justo se largó- me grita Victoria desde la pieza.
- Y bueno, es inevitable.

Victoria llega al living toda vestida y se sienta en el sillón. La miro y lo único que puedo pensar es que no hay vuelta atrás de nada. Ya acabó, ya se vistió, ya sacó el pasaje. Y no hay nada que pueda hacer. Ni cogérmela como los dioses, ni llorarle, ni putearla. Todo está servido. Cayéndome desde arriba, inevitable, como la lluvia.

20 comentarios:

  1. Uff! Intenso. Es increíble como tus textos saltan de la pantalla, es imposible leerlos así al pasar...inevitablemente tienen relieve y te tocan..de alguna manera te traspasan. Me encanto! Y bien por el taller literario que parece estar perfeccionando aun mas, si se puede, el don tan lindo que tenes para escribir :D!
    Un besoteeee!
    Quiero mas partes eh!
    Mua!

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  2. que bueno que estuvo este. mis mas sinceras felicitaciones.

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  3. Gracias niñas... Hay que laburar más, incluso más que esto. Pero me van a sacar buena. Qué lindo que me banquen así, leyéndome.
    Un abrazo muy grande a las dos.

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  4. Siempre me gusta leer lo que escribes aunque a veces no tengo muxio tiempo :D
    saludos

    http://tapsmk.blogspot.com

    No te comento con mi bog por que tiene un error pero ese es vale
    Saludos!

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  5. calienta completamente

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  6. Wow°!!!! lei letra , por letra O_0 estoy anonadada

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  7. porrr diossss viví los mismos nervios que vos mientras leía el relato, moy bueno

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  8. aplausos como la lluvia Miss T.!!
    hija de puta, ella.
    ;)

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  9. entro todos los dias a ver como sigue esta historia... se vá? no se va? la manda a cagar?.
    yo ya la mandé a cagar en mi mente como 10 veces, me enamoré me desenamoré otras 10 veces y así) te leo siempre.
    sos una grande, espero con mucho estrés el proximo capitulo.
    saludos desde cordoba.

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  10. La susodicha parece ser una de esas que se llevan todo, hagale entender que su amor no es un souvenir.
    Suerte.

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  11. I-N-C-R-E-I-B-L-E.
    Cada dia mejor. Me encanta leerte.
    Saludos
    Sol.

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  12. Me encanta! Quiero leer ya qué va a pasar!

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  13. qué lindo encontrarme (te) con este blog.
    gran hallazgo el de hoy!

    =)

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  14. Excelente! sin palabras..

    Cande

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  15. Te encontré hace poco y te leo cada vez que puedo , muy bueno lo que escribis, sos muy talentosa. un beso!
    Rosana.

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  16. Sos una adicción, Silvina! Tengo que ir a hacer gimnasia desde hace horas y no puedo salir de la compu. Para colmo, me siento muy identificada, porque yo también tuve una novia que se fue a vivir lejos con la excusa de que era por trabajo, pero en realidad quería escapar de mí, de lo que le implicaba estar con una mujer. Closetera no asumida de mierda!

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  17. Y lo peor de todo es que cuando no te quiere coger es porque no le interesás en lo más mínimo. La hija de puta me hacía lo mismo que a vos: le gustaba que la satisfaciera, pero no me devolvía el favor. Ese es el síntoma más claro de que no le importás una mierda y de que, al viajar, va a extrañar más la mugre de su casa que a vos.

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