lunes, 4 de julio de 2011

VI - La hija de dios

Victoria ronca. Bueno, no ronca, pero a veces cuando duerme respira fuerte. Parece mentira que el primer defecto que le encontré se lo descubrí cuando dormía. En realidad es algo a lo que le tengo un gran afecto porque las primeras veces que lo noté me sentí aliviada: Victoria era humana. No es que no supiera que era humana, el problema fue que me maravillé tanto con ella desde que la conocí que me costaba encontrar algo que hiciera mal. Pero roncaba. Menos mal. Y no lo supe enseguida. Primero tuve que verla dormir.

Todo empezó hace un par de años. Mi amiga Fefu me había pedido que me sumara al grupo de chicas que iban a jugar al fútbol con ella los domingos a la tarde. Yo no tenía ganas de hacer despliegue físico, por un lado para cuidar la poca imagen femenina que me quedaba y por otro, porque tampoco me sobraba energía. Hacía unos meses había cortado con mi pareja de aquel entonces, de quien prefiero no recordar el nombre. Pero Fefu fue insistente así que finalmente accedí a ir. La verdad es que no tenía mucho para hacer los domingos, más que poner música y tirarme en la cama a pensar en todo lo que había hecho mal en mi relación.
Las primeras veces que fui a jugar al fútbol me moría de vergüenza, pero a medida que fui conociendo a las chicas me fui enganchando. Yo no era lo que se dice una buena jugadora, pero salvo un par, casi ninguna jugaba muy bien. Fefu era arquera y su novia, Celes, delantera (y una de las que mejor jugaba). En general llegábamos a juntar entre 8 y 12 jugadoras, así que hacíamos dos equipos que elegíamos con el tradicional "Pan y queso".
El último domingo de septiembre, Camila (una que yo no bancaba mucho porque me parecía una cheta un tanto insoportable) vino con una amiga. "Hétero a leguas", me dijo Fefu. Y sí, no había que ser psíquica para darse cuenta. Ropa de marca, pelo largo y brilloso, linda, femenina, con una actitud que parecía bastante soberbia. "¿No será mucho pa' las pibas del potrero?", le dije a Fefu que se atragantó de la risa. "La traje para que juegue, pero la quiero en mi equipo", dijo Camila. Nadie se opuso. No esperábamos mucho de la chetita nueva. Pero cuando volvió de cambiarse la ropa y empezó el partido, no lo pudimos creer. La chetita que trajo Camila, sin perder la compostura, veloz e intrépida nos metió dos goles antes de que pudiéramos entender lo que estaba pasando. Como pensábamos que la chetita nueva debía jugar mal, les habíamos cedido a Celes, que nos metió el tercer gol. El cuarto lo hizo La Popi, una amiga de Celes y el quinto otra vez la piba nueva. Nosotras metimos un gol entre el tercero y el cuarto de ellas, pero sabíamos que no iba a servir para nada. Terminamos el partido antes de tiempo porque era una vergüenza. Una de las de nuestro equipo se excusó diciendo que le dolía la panza, otra dijo que ya tenía frío y alguien más alegó que tenía que volverse temprano. Lo cierto era que la desventaja del partido se había hecho insostenible. La hétero nos había dejado en vergüenza, ¡a nosotras!, que tan fulberas nos creíamos. Como si la cosa del fútbol fuera propiedad nuestra por ser tortas, por ser chongas de pura cepa.
Después del partido era la cita obligada: pizza con cerveza, que en realidad era cerveza con pizza. Cuando nos sentamos en la pizzería, ya todas amigas de nuevo y lejos de la rivalidad de la cancha (porque nos hacíamos las que no nos importaba, pero un poco nos importaba), Fefu le preguntó a la piba nueva cómo se llamaba. "Victoria", le dijo. En ese momento nos acordamos que ya se había presentado, pero no le habíamos prestado atención. Ahora que nos había humillado en nuestra área de experiencia (de cortísima experiencia), su nombre cobraba otro significado. Victoria no tardó en acoplarse a la charla del grupo. Todas éramos lesbianas, era clarísimo, pero a Victoria no parecía importarle. Yo pensé que estaba bueno que tuviera una mente tan abierta.
Ese domingo nos quedamos hablando bastante más tiempo que los anteriores. Victoria resultó ser lo opuesto de lo que imaginaba. Sabía de música, de cine y de actualidad. Había estudiado Comunicación en la UBA, aunque después dejó por falta de tiempo y terminó haciendo Periodismo en una privada. Ahí la había conocido a Camila, que estudiaba otra carrera en la misma facultad.
Con el correr de las horas varias de las chicas se empezaron a ir. "Mañana es lunes", dijo Celes y se fue, pero Fefu se quedó conmigo. "Te hago el aguante", me dijo, "se nota que te re gusta" dijo por Victoria. "Es hétero", le contesté. Pero sí, me gustaba. Era la primer mujer que me había llamado la atención desde mi relación anterior. "No sé, eh", me dijo Fefu. "Esta mina es la hija del Diego. No puede mover la pelota así y ser tan hétero. Además, ¿qué hace acá tanto tiempo? Para mí tiene onda con vos. Te re mira". Desde ahí ya no pude hablar con Victoria de la misma manera. Si la cosa era imposible, entonces era más fácil porque no había chances de nada. Pero si era posible, ¿qué? ¿qué tenía que hacer? Me había olvidado de todo. Mi relación anterior me había barrido la confianza, el deseo, el chamuyo, la autoestima. Nos quedamos hablando un rato más, aunque el rictus de la timidez ya me había poseído entera. Al rato, Camila pidió la cuenta y nos levantamos para irnos. Victoria estaba con el auto del padre, así que preguntó si alguna necesitaba que la acercara. "¿Para qué lado vas?", le pregunté tomando coraje. "Para Flores, cerca de Rivadavia, ¿vas para ahí?", preguntó. "Sí, buenísimo". Fefu se quedó callada. Sabía bien que yo vivía en Chacarita, pero como buena amiga entendió todo. Cuando nos despedimos me abrazó y me dijo que la llamara al día siguiente para contarle todo.
El viaje fue absolutamente placentero. No podría describirlo bien, pero una vez a solas con Victoria me sentí mucho más relajada. Cuanto más hablábamos, más me gustaba. Podíamos conversar sobre cualquier cosa, aunque no recuerdo bien qué dijimos porque en el fondo estaba muy nerviosa. Le pedí que me dejara por Rivadavia y Nazca, que iba a lo de un amigo (aunque en realidad me iba para casa y sabía que desde ahí me podía tomar el colectivo). Cuando llegamos, le dije que hiciera una cuadra más por Nazca. Ahí pudo parar el auto. La charla se había puesto interesante. Me contó sobre un proyecto periodístico que estaba armando con una amiga que era fotógrafa. Yo le di algunas ideas que se me fueron ocurriendo en el momento y ella me escuchó muy atenta. Todo estaba saliendo tan bien que por primera vez desde que había cortado con mi ex sentí verdaderas ganas de besar a una mujer. Victoria tenía una manera de hablar y unos ademanes que me encantaban, así que no pude evitar sentir una gran pena por el hecho de que fuera heterosexual. Una locura. El abc de las reglas lésbicas: no te enganches con una hétero. Sin embargo no podía evitar que me gustara todo lo que era. Hasta su nombre. Victoria. Victoria. Lo pensaba e imaginaba lo lindo que sonaba junto a mi nombre: Luciana y Victoria. Esa mujer me estaba provocando algo casi místico. Me sentía fuera del tiempo y del espacio. Sólo existíamos ella y yo. Y toda esa adrenalina que había en el aire. Estaba ávida de esa conversación, hambrienta de todo lo que ella me estaba dando. Lo único que deseaba era que ella se estuviera sintiendo igual. Llegué a imaginar que eso era posible, que había algo en sus gestos, en su interés por mis palabras, que tenía que significar que al menos un poco le había gustado. Hasta que le sonó el celular. Atendió y cuando cortó me dijo que era su mamá y que ya se tenía que ir. Entonces llegó el turno irremediable de las despedidas. No estaba segura si iba a volver a verla. Le pedí que viniera el domingo siguiente a jugar al fútbol con nosotras. Ella accedió, pero con un tono que parecía fingido. Victoria se iba a ir de mi vida en ese instante a menos que hiciera algo para retenerla. No supe qué hacer. Como muchas otras veces, me congelé de miedo y no dije nada, simplemente me saqué el cinturón de seguridad, la saludé y me bajé del auto. Ella dio arranque, pero antes de que se fuera le golpeé la puerta. Abrió. "Me olvidé la campera", le dije. Había quedado en el asiento de atrás, así que me metí para alcanzarla. "Esperá, sentate", me dijo ella. Yo no entendía nada. Se me hizo un nudo en la panza y me senté porque no podía pensar en nada. Victoria acercó su cara a la mía. Me dijo "Sos muy linda" y me dio un beso. Un calor intenso me corrió por todo el cuerpo. Sentí que me estaba poniendo toda colorada. Parecía una nena. No fue porque mi pareja anterior me había extirpado la confianza en mí misma. Aún teniendo absoluta confianza, no hubiera podido proceder de mejor manera. Ella era tan maravillosa que se me habían nublado casi todas las funciones corporales. Estaba inmóvil. Por suerte, mis ganas le ganaron a mi torpeza y pude darle un buen beso, el beso que durante tantas horas había deseado. "Ahora sí me tengo que ir", me dijo alejándose de mí. Le di un beso más y me bajé del auto.
Victoria no volvió a jugar al fútbol el domingo siguiente, ni el otro. Cuando no pude más de esperarla, le pedí a Camila su teléfono.
Me costó varios llamados lograr un nuevo encuentro con Victoria y me costó muchos encuentros llegar a dormir con ella. Victoria nunca había estado con una mujer. La primera vez que estuvimos juntas no paraba de decirme que por favor no se lo contara a nadie. En realidad dijo eso al principio, pero cuando la cosa se fue poniendo agitada ya no dijo más. Tengo el mejor de los recuerdos de aquella vez. Hacía mucho tiempo que yo no tenía ningún deseo por una mujer. Todas me parecían aburridas, chatas. Algunas personas lo atribuían a que todavía seguía haciendo el duelo por mi ex. Pero Victoria parecía haber caído del cielo y todo lo que hacía, para mí tenía un toque de divinidad. Cuando se quedó dormida, yo estaba todavía tan eufórica que no podía conciliar el sueño. Además me daba vergüenza que me oyera roncar. Entonces la oí roncar a ella. Fue más bien una respiración fuerte, pero para mí fue suficiente. Me acurruqué contra su cuerpo, le acaricié la panza un rato y me quedé dormida.


Una vez le dije que roncaba y no lo creyó. Pensé que seguramente le había dado un poco de vergüenza, así que le dije que sólo pasó un par de veces. La verdad es que siempre ronca. No mucho, pero desde aquel momento bastó para que pudiera bajarla del Olimpo en el que la veía. Ese era mi secreto con su ser dormido: al fin y al cabo Victoria no era la hija de dios. Aunque muchas veces durante estos dos años de pareja pagué el precio de haberla visto tan parecida.

22 comentarios:

  1. No es la hija de dios, pero es la hija del d10s, já!
    Y esas diosas palpables, terrenales, reales, por un rato nos salvan, y por otro rato nos pierden.

    ¡Me encantó! Escribir no es fácil, pero haces que parezca jaja

    PD, Recordé este poema de Benedetti: http://sololiteratura.com/ben/bp069.html

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  2. "qué lindo escándalo sería...". je. gracias por el poema.
    no te creas que es tan fácil para mí escribir. son las 4 de la mañana y recién termino. y no tengo idea cómo pasaron estas últimas 3 o 4 horas. me hundí? me perdí?
    y es un espejo terrible a veces. por eso lo esquivo. uno no quiere ir ahí donde duele tanto. por suerte también es un lugar amado.
    no sé adónde se van las horas cuando me voy del mundo. pero valen las horas y valen la pena.

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  3. Cinco de la mañana, yo estaba sin poder pegar un ojo porque mi bebé se mueve terriblemente, entré a tu blog y me encontré con este texto. (Por cierto, ya entré en el quinto mes. Es varón, y se va a llamar Benjamín).
    En fin. Con respecto al texto, me gustó mucho como siempre, es increíble cómo "endiosamos" a las personas, a mí me pasó en mayor o menor medida y las cosas no salieron demasiado bien. Pero bueno. Hay que seguir adelante, ¿no?
    Un abrazo.

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  4. Uy, buenísimo. Me encanta Benjamín. Se ve que él también estaba despierto a esa hora. Como yo... ¿futuro escritor? Pobrecito, ojalá que no!
    (¿será de escorpio?)
    Te mando un abrazo muy grande!

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  5. wao T me encanta desde que encontre tu blog soy tu fan!!!
    un beso wapa
    kath.

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  6. "Endiosar" a la gente, suele ser la peor opción que ciegamente el amor apasionado da, aquella sensación de éxtasis que se produce con esa persona ¿No?

    Totalmente Encantadora cada palabra.

    Abrazos.

    Aururu

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  7. Cuando sea grande (más grande aún), quiero escribir como vos, quiero tener tu lucidez y tu magia.
    Palabras como imanes...
    Palabras como puñaladas...
    ¡Qué pluma, señora, qué pluma la suya!
    (bueno, lo de pluma se puede cambiar por teclado, pero no queda tan bien...)
    Saludos

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  8. JIJI ME ENCANTO DE NUEVO!!!

    Saludos!!
    Gabii

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  9. Este si que es uno de los textos de los que mas me atrapan y me gustan ! un beso sil, que estés bien.

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  10. (eeeeh... a alguien le dijeron "señora" y no fue a mí-í iuuujuuu)
    Hola Miss T.!! Genial leerte, por si hacía falta aclarar ;)

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  11. Literalmente Impulsiva: Me encanto!
    Un besote!

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  12. Acabo de descubrir tu blog, me lo leí entero en un par de días (o sea, hace un par de días que me hago la boluda en el laburo)... Mierda que se nota la evolución de tus textos a lo largo de todo el blog, señorita, desde mi exilio en Mexico la aplaudo de pie, por haber removido todas esas cosas en mi, por hacerme acordar por qué me tengo que quedar, huyendo de pedazos de corazón roto.

    ¡¡Bravo!!

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  13. me encantó! es la primera vez q me gusta la historia de "como se conocieron?" jajaja

    Gracias T, atrapaas en cada linea.
    Y acordate..el que se va sin que lo hechen, vuelve a las dos semanas llorandote en el portero!!

    éxitos!

    eme-k

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  14. soy nueva acá.
    En realidad no nueva en blog.com ya que tengo el rincón hace un tiempito.
    tampoco soy nueva en tu blog, ya que lo leí completo. Enfermizamente. Es como si yo te conociera de antes. Pero al mismo tiempo, saber que no. Siento que te conozco de antes por que me haces acordar a mi misma. Y ni siquiera sos vos la que me hace acordar, son tus personajes, que no puedo precisar si son ciertos o ficticios...amén del aclaratorio que reza que todas las cosas son inventadas, en algún perimetrito de la ventana de tus palabras. Sufrir, pero literalmente SUFRIR, por el gato Felipe. Desear que no haya sido real, pobre gatito...pero al mismo tiempo es demasiado bueno todo, todo el relato, que si...que deseé que fuera real. Como ver una escena entre los dedos.
    Hiciste que me atornillara de los dos lados: el deseo inminente de que todo sea realidad y al mismo tiempo que no, por que eso quiere decir que entonces, te han roto muchas veces el corazón, o que has llegado a incómodas situaciones como conocer a alguien con un corazón en caja de pizza...significa, si es real, que Victoria y su España son o fueron reales...diantres! y si es verdad? o mejor/peor aun: y si es tu real presente? y si no es un pasado real que ya superaste? y si es cierto que nos estas contando tus más literarias y actuales y profundas penas? Me engañaste. A lo largo de todo tu blog, me hiciste creer y descreer...dudar! en este mundo lo que las personas menos nos bancamos es que alguien no haga entrar en duda! Más...mas que no se como es tu nombre, no se si me importa, no se tu edad...por momentos sos gigante y por momentos sos minúscula, gigante y sabia, minúscula y audaz. Que cualidad más interesante en alguien que la de anular la posibilidad de adivinar si lo que habla es real o irreal. No se. Flashé. Me hiciste mambear con tu escurridiza capacidad o de contar cosas inventadas casi indiscutiblemente vividas, o cosas reales camufladas y protegidas de fantasía.
    Un profundo y eterno placer, señorita.
    :)

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  15. Tu historia me patea las rodillas. Es todo o que puedo decir.

    Un gusto

    Pazchi

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  16. esta victoria de la que hablas es la misma que se fue a españa?

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  17. Todavía no se fue, ¿no?
    -
    Hermoso como siempre, Silvina/Luciana/Tortódroma/Srta. T (ya me perdí tus nombres); palabras muy triste para leer en la situación actual mía, pero hermoso que encuentres esa humanidad en un ser tan humano como es, a veces nos falta eso, ¿no?
    ¡Nuevamente te mando abrazos grandísimos, y deseos de que esas chispitas tuyas nunca decaigan!
    Siento un afecto medio raro por usted, siéntase especial, ¡que últimamente no quiero a nadie! Jajaja. La leo luego :)

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  18. Para que el texto tenga llegada a un público que, me parece, no es muy frecuente por aquí, el título de esta entrada podría ser: Fútbol y mujeres. Lo pensaba mientras lo leía y me reía -una boludez, claro.

    Por último: nada que genere más cariño que ver a la persona con la que estás, compartís, querés, amás dormir tranquila y profundamente.

    Un abrazo, Darío (para aportar un poco de olor a huevo al blog).

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  19. Darío ¿y quién te dijo que queremos olor a huevo?

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  20. Darío: O puede ser "Jugando a la pelota con minitas". Ah, si podés escribime a mi mail que quiero hacerte una pregunta literaria. (tortodroma@hotmail.com)

    Che, acá tenemos aceptación por una diversidad de olores... no es que con eso vayamos a hacer algo, pero están abiertas las puertas.

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