sábado, 16 de julio de 2011

VII - Cúlpese a usted mismo

- ¿Y sobre qué escribiste?- Me pregunta Manuel, mi profesor de taller de escritura, y se tira para atrás en la silla esperando mi respuesta. Los otros siete alumnos nos escuchan atentos. Una lámpara que cae a un metro por encima de la mesa en la que estamos es la única luz encendida en el living de Manuel. Todo está en silencio. Un compañero abre su anotador, otro juega con una birome.
- Me estaba acordando de ese texto que nos habías pasado. El de Rilke- respondo.
- ¿Qué parte?
- Donde dice que si uno cree que su cotidiano es demasiado pobre como para escribir un relato, hay que culparse a uno mismo por no ser lo bastante poeta para ver su riqueza.
- Sí, eso ya lo sé. Estaba preguntándote qué escribiste- contesta con cinismo.
- Una historia de dos mujeres.
- Ajá.
- Pareja.
Hago una pausa. No es la primera vez que llevo un texto lésbico. Seguramente ya todos habrán adivinado mi sexualidad.
- ¿Es sobre alguna conocida o alguien más cercano?- pregunta Manuel.
- ¿Por lo de la riqueza del cotidiano decís?
- Sí.
Otra vez me quedo callada.
- Pregunta si es sobre una pareja tuya- me aclara una compañera que tengo sentada al lado.
- Sí, me imaginé- le respondo. Giro la cabeza hacia Manuel y le digo:- Es una ex pareja de hace unos años. Paula. No es igual. Cambié algunas cosas.
- ¿Cómo se llama el cuento?
- "La selva invegetal"
- Bien. Me gusta el título.
Me aclaro la garganta. Me cruzo de piernas y apoyo la mano que sostiene las hojas impresas encima de una de mis piernas. Comienzo a leer mi cuento en voz alta para todo el taller, pero me empiezan a temblar las piernas. Enseguida me agarra también un ligero temblor en las manos. La lectura se hace muy dificultosa. Me trabo constantemente y tengo la boca seca. Con la voz quebrada, después de varios minutos logro llegar hasta el final.
Levanto la vista para mirar a mis compañeros y a Manuel. Un calor profundo me sube desde el cuello hasta las mejillas. Las orejas me arden.
Nadie dice nada.
- ¿Alguien quiere decir algo sobre el texto?- pregunta Manuel y me sonríe con aprobación. Yo sin embargo siento el estómago revuelto.
- Me gusta mucho. Es muy sincero. Se nota que viene desde lo más profundo...- me dice un compañero.
Antes de que termine de hablar, me pongo a llorar.

11 comentarios:

  1. Que lindo haber encontrado tu blog =)

    ResponderEliminar
  2. Muchas gracias! Justo entraste cuando estamos con un texto de varios capítulos. Bienvenida!

    ResponderEliminar
  3. Esta buenisimo, parece una realidad alternativa (?). Y me encanto la tension que se crea hacia el final. No se adonde va a llegar esto, pero estoy disfrutando los capitulos :D

    ResponderEliminar
  4. Increíble que no haya vomitado antes de leer, yo lo hubiera hecho.
    De lo más encantador.

    Abrazos.

    ResponderEliminar
  5. Me gustó mucho este escrito. Es como un autoretrato, desnudo, de la escritora. No con su profe, ni con sus compañerxs de taller, sino con sus lectorxs.

    Un abrazo!

    ResponderEliminar
  6. Mi ansiedad me supera...
    Hace pocos dias te descubrí y quiero saber como sigue esta historia... para donde girará.
    Yo vivo algo parecido pero voy un poco más adelante que en tu historia ( se fue ...) bueno, seguiré disfrutando.

    Saludos!

    ResponderEliminar
  7. Hace días que entro a buscar una nueva parte de la historia, hoy la encontré. La leí muy rápido, tanto que ya tengo ganas de más. Muy buena!

    Beso

    ResponderEliminar
  8. seria tu propia pelicula si pudiera dirigirla...

    ResponderEliminar
  9. dios, qué duros estos capítulos.
    me angustié, me ilusioné, me puse triste, me calenté.
    qué genia sos!

    ResponderEliminar
  10. Genial, atrapaaante! Hacés que se lea rapidisimo!
    Acabo de encontrar tu blog y olvidate que me tenes todas las noches leyendote acá! JAJAJA Seguí asi :)

    ResponderEliminar