miércoles, 25 de noviembre de 2009

Día Nacional de la Boluda

Cuentan que hace muchos, muchos años, en la época del Virreinato, habitó una casona paqueta de la Ciudad de Buenos Aires, la señorita D. Alcorta Unzué. La señorita D. se jactaba de haber sido la primera en importar la histeria a la colonia sudamericana, directamente desde París.
La señorita D., que había estudiado en las mejores escuelas europeas, una vez completada su educación en las artes de seducción femenina, ordenó a sus esclavos llenar sus arcas del producto más preciado por los hombres del Viejo Continente. Fue así como la histeria se esparció por el Nuevo Mundo como reguero de pólvora, que también estaba muy de moda en esa época.
Las mujeres aborígenes que poco sabían de los modales europeos, fueron colonizadas y educadas con histeria de segunda clase, de esas que las hijas de las familias patricias ya no usaban. Así fueron creadas las primeras escuelas de histéricas profesionales y las mujeres nunca volvieron a ser las mismas.

Del linaje de aquella familia nació, casi a fines del siglo XX, mi querida D. (haciendo honor al nombre de su predecesora, la dama de la histeria nacional). Y yo, que poco tenía de educada, la vi sarandeándose con su verborragia seductora y no pude evitar enloquecer.
Lo bueno de las malas costumbres es que con el tiempo se desvirtúan y se aggiornan. La histeria más pura que había sido traída hace un par de siglos desde París, se había ajado y había perdido el crédito de aquellas primeras histerias. La histeria hace rato había dejado de ser algo único y yo ya me había topado con miles de señoritas educadas a base del mismo producto. Con D. tardé un poco más en notar lo que sucedía. Habrá sido su linaje que le otorgaba más aprendidas cualidades. Pero finalmente pude reconocer en ella las señas particulares de la histeria. Ella, por supuesto, jamás reconoció sus intenciones y cuando ambas tomamos direcciones contrarias, puso gesto de que de todas formas esto no le importaba. Una histérica más que típica. Y un corazón más que destrozado (el mío, obvio), después de haber recibido aquel sádico tratamiento.

Dicen que allá por 1810, en los días de la Revolución de Mayo la señorita D. Alcorta Unzué había enamorado ya a cientos de incautos que jamás habían sido prevenidos de los modales de la histeria. Pero cuando la histeria se popularizó, el pueblo entero tuvo noción de las verdaderas intenciones de la señorita D., intenciones que nada tenían que ver con contraer matrimonio como bien debía hacer una señorita de aquel entonces, sino tan sólo de jugar con los incautos, jugar hasta enloquecerlos, porque ella también estaba un poco loca, perdida y desahuciada y muy poco sabía lo que realmente quería, entonces siempre acudía al juego, los bailes, las mejores ropas y la más ambigua verborragia, pero nunca, nunca la concreción del amor.

El día que la señorita D. Alcorta Unzué quedó en evidencia ante el pueblo de Buenos Aires, murió de vergüenza. Murió o desapareció. Nadie lo supo jamás.

Fue ese turbulento día de 1810, en que la ciudad entera supo que la señorita D. no era más que blabla, giladas y nubes de pedo, que decidió instauarse como el Día Nacional de la Boluda. Porque no hay boluda más grande que una histérica que queda en evidencia.

Feliz Día de la Boluda para todas!
Celébrenlo con precaución.

8 comentarios:

  1. Muy cierto: la histérica que queda en evidencia es boluda. Pero mucho peor es cuando intenta salirse de ese lugar ya tatuado... Intenta ser "seria", o algo relacionado con el compromiso. Pero no puede, su naturaleza es más fuerte, la enseñanza sistemática de un estilo de vida -porque la histeria no es solo un comportamiento, sino se hubiese extinguido hace rato- provocó que ninguna pueda despegarse de la costumbre de histeriquear. Algunas logren simular ser algo mejor que una histérica... Y ahí es donde Tonta-Lastimada cae bajo sus encantos. Al descubrir que se trata de una histérica disfrazada, lo niega, lo niega y lo niega. Hasta que su relación cae tan bajo, aún peor que con una histérica pública, digamos. Y salir de aquel lugar lleno de bombas es un camino de dinamita, no se sabe donde pisar. NUNCA. Pero si volás por los aires, en mil pedazos, estas mejor que al lado suyo. Si te queda algo de dignidad, te alejás; Pero si te queda demasiada dignidad, volvés.






    ... Al final la boluda termina siendo una!

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  2. ego trippin ol nait long25 de noviembre de 2009, 21:48

    sublime.

    la histeria es una patología.
    tendrá cura?

    quizás podemos intentar con métodos modernos como se intenta hacer con la esquizofrenia

    ronda de pepa para todas las histéricas!!

    pero ojo con el estado de locura. porque siempre hay un estado de locura.
    y cuando la histérica entra en estado de locura, porque se le van los planes de las manos, ahí... donde roza la línea de la boludez... ahí es donde tenemos que huir... o morir en sus labios (de nosotras depende? y de su nivel de sadismo también, claro)

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  3. post data: la próxima no te hagas la loquita y tirá la fecha, así nos juntamos a festejarla

    día de los inocentes tal vez?

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  4. che ya esta ocupado el 25 de nov!!
    dia internac. d lucha ctra la violencia de genero...
    creo que el día de la boluda total tendra que esperar (y de paso se reafirma el estilo histerico de cambio de planes y volteretas que le da el nombre)

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  5. U000
    ES LA DIMENSION ÜBERCAKE DEL HASTÍO PASTELERO!

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  6. Sí. Somos las supermujeres que subimos a la montaña a escupirle al mundo nuestro saber (?).
    Y así habló tortódroma.

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  7. Pasen por mi blog escribo historias ahre perdón por el spam

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  8. Pasen por mi blog escribo historias ahre perdón por el spam

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